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España España · bilbao
Voto de ernesto:
6
Drama Con el estilo que lo ha llevado a ser una de las figuras más reconocidas del cine fantástico, Alejandro Jodorowsky lleva a la pantalla los recuerdos de su infancia en el pequeño pueblo de Tocopilla (Chile), donde pese a las presiones de su riguroso padre, un comunista recalcitrante, y la abnegación de una madre amorosa pero débil, tuvo que abrirse camino en medio de una sociedad que no siempre entendió sus orígenes. A través de este ... [+]
29 de diciembre de 2013
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que yo trate de escribir algo acerca de La danza de la realidad de Alejandro Jodorowsky posiblemente sea un gran despropósito. Y es que más allá de conocer su existencia, y de recordar su nombre a raiz del lejano estreno en cines de su película Santa Sangre, que me llamo la atención por su título siendo yo muy joven, ninguna referencia más tengo del director chileno. Por supuesto también conozco la existencia de su película El Topo, como una de las más conocidas de su filmografía, pero aquí se acaba todo lo que puedo saber acerca de este hombre.
Respecto a La danza de la realidad, digamos que no estaba en mi lista de mil películas que quiero ver proximamente. Pero las circunstancias hicieron que nuestros caminos se cruzaran en un cine parisino, y es que era la única película en castellano que en ese momento se exhibía en la capital francesa. La cosa es que la experiencia, que en principio me aterraba, acabo resultando más que curiosa, por original y agotadora. Sin entusiasmos, tengo que reconocer que disfruté considerablemente con buena parte de las ideas locas que derrocha la película.
En La danza de la realidad El director Alejandro Jodorowsky hace un personalísimo repaso a su infancia, allá por los años 30 y 40 del pasado siglo, en la pequeña localidad chilena de Tocopilla. Una infancia en la que la figura paterna condicionó, absolutamente, el posterior desarrollo del peculiar niño que era Alejandro Jodorowky. Pese a todo el padre autoritario y tiránico no consiguió cortar las alas de la imaginación a un niño que, apoyado en una madre muy especial, llegó a vivir esos años en su peculiar mundo, y que ahora, ya de anciano, lo refleja de manera absolutamente desbordante, consiguiendo con recursos materiales mínimos unas cotas notables de surrealismo, que, en cambio, dan una visión totalmente trasparente de lo que esa época suspuso para la historia de su familia, y, por qué no, de su pais.
La forma en la que Jodorowsky narra los diferentes acontecimientos que marcaron esos años puede resultal confusa y abrumadora en principio, pero cuando se acepta el juego de metáforas que propone la película, la propuesta de Jodorowsky puede resultar incluso gozosa y muy disfrutable. Esto no quiere decir que el desarrollo de la película sea un camino de rosas ya que no evita en ningún momento la incomodidad o la dureza de algunas situaciones y de su representación en la pantalla. Por qué al final La danza de la realidad es eso, un teatro, en el que Jodorowsky arroja sus recuerdos a la cara del espectador pasados por el filtro de un gran guiñol, con todos los aciertos, pero también todos los excesos que eso conlleva.
Y es que aunque la propuesta es inesperada, brillante a veces, y original, también hay que admitir que al final acaba cansando por excesiva, y es que no hay un solo minuto de tregua para un espectador que, al menos como es mi caso, entra completamente virgen a ver una película de la que apenas conoce el título. Que por otra parte es como se deberían ver todas las películas.
ernesto
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