23 de julio de 2008
1 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
En la memoria de toda una generación, y, por tanto, ampliamente homenajeada y parodiada en series y películas, se halla esta cinta de Michael Anderson, muy maltratada por el tiempo. Y es que, aunque parte de una idea impactante y original, el tratamiento y resolución de la misma y, sobre todo, la psicología de los personajes, es francamente decepcionante y casi pueril, incluso para su año de realización.
Con una estética pop, apropiadamente resaltada por la música de Goldsmith, la película se ve hoy día como un entrañable pasatiempo, con interpretaciones de obra escolar (excluyendo a sir Peter, claro) y un desarrollo muy ingenuo de la acción.
Aunque, eso sí, le da sopas con honda a esa copia infumable que el señor Bay hizo en el 2.005, sin ni siquiera tener el detalle de reconocerlo en los créditos. O de cambiar mínimamente el final, por ejemplo...
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