Si quedaban dudas de si sería superior al original, al menos en mi humilde opinión... lo ha conseguido. Y no es que sea muy amigo del bueno de Wes Craven (director que siempre me ha parecido sobrevalorado) pero aun así tengo que reconocer que ha sido una revisión de nuestros tiempos muy acertada, repleta de imágenes desagradables y alguna que otra escena que seguro nos costará trabajo olvidar.

La historia no ha sufrido modificación alguna y es que la premisa es idéntica a la original de 1977. Una familia se adentra con su autocarabana en una zona desértica que anteriormente fue usada por el gobierno de los EEUU para hacer pruebas atómicas. Lo que en un principio iba a resultar ser un atajo se convertirá en la peor de sus pesadillas cuando se topen con los habitantes de aquellas silenciosas colinas.

La película se hace muy interesante, manteniendo un buen ritmo que no deja caer el argumento en la monotonía y es que nunca el desierto estuvo tan vivo. Por supuesto no faltará sangre, mutilaciones, muertos por doquier y un desenlace a la altura del resto. De lo mejor dentro de lo más comercial que ha salido en lo que va de siglo.