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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
5
Drama. Romance Una mujer burguesa está casada con un hombre respetable y además, tiene un amante español que es jugador de polo. Sin embargo, su vida le parece tediosa. Un día, volviendo desde París a su casa de campo, se le estropea el coche, pero consigue llegar a su casa gracias a la ayuda de un joven. Este breve encuentro la hará recapacitar y plantearse la posibilidad de comenzar una nueva vida. (FILMAFFINITY)
29 de agosto de 2019
4 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
141/18(26/08/19) Irregular melodrama romántico francés, esta la segunda realización de Louis Malle, de una historia adaptada por Dominique Vivantde una novela de Louise de Vilmorin del siglo XVIII. El realizador da la oportunidad a su entonces pareja, Jeanne Moreau, de mostrarse como una mujer etérea, belleza y muy sensual. La actriz interpreta a Jeanne Tournier, ama de casa burguesa atrapada en un matrimonio sin pasión con un rico editor de periódicos, y que tiene sus devaneos adúlteros, radiografiando con esto la insatisfacción nihilista de las hedonistas clases altas, exhibiendo su hipocresía, su mundo de falsas apariencias, pero todo esto me lega plúmbeo, puro material telonero para la media hora climática de desenfreno sexual nocturno, ello envuelto en la hipnótica música del Sexteto de Brahms en si bemol mayor, y proyectado por la hermosa fotografía de Henri Decae, para aquí sí, hablarnos de los deseo primarios cuasi-animales, y de los sacrificios por amor (¿?). Film pretencioso, artificioso, con el que no termino de conectar por su protagonista egocéntrica, egoísta, narcisista, hedonista, manipulador, mentiroso, vamos, que no me despierta empatío alguna, por lo que no siento emoción con lo que le ocurre. Por lo que sí, es un film con un preciso envoltorio, pero su continente me resulta esquemático y más buscando impactar (incluso escandalizar), que provocando sensaciones profundas al espectador. Destaca el mencionado tramo de amor y caricias, de 32 minutos, y la visibilidad expuesta del placer de la pareja, y sobre todo escandalizó para la época el desnudo de los pechos de Moreau, causó un escándalo en los círculos católicos, que intentaron prohibir la película en el Festival de Venecia, reprochándole por mostrar adulterio vivido con éxtasis. Sin embargo, la película ganó el premio especial del jurado. La película estuvo censurada en Gran Bretaña. En los Estados Unidos, la secuencia de juicios que siguió al estreno llevó a la Corte Suprema a definir en 1964 qué pornografía había en la pantalla, exonerando a la película de este calificador.

Jeanne Tournier (Jeanne Moreau), esposa y madre aburrida de un propietario de un periódico de Dijon (Alain Cuny), se aprovecha de la frialdad de su esposo para hacer escapadas a París, con la excusa de visitar a sus amigas ricas Maggy (Judith Magre), y el jugador de polo Raoul (José Luis de Villalonga). Un día volviendo a casa su auto se estropea y es recogida por un joven arqueólogo Bernard (Jean-Marc Bory).

Este es un film partido en dos. Primero asistimos al mundo superficial en el que vive Jeanne, un mundo elitista, en el que aprovecha la flema de su esposo para buscarse amantes lejos del hogar (París), una vida de escaparate que deja traslucir vacuidad existencial. Todo esto me resulta poco sugerente, poco atractivo, se mueve por parámetros muy vistos, de la clásica mujer insatisfecha casada con un tipo frío (frígido), con amistades triviales, que para saciar su infelicidad se acuesta con cualquier hombre, no encuentro nada novedoso en este tramo; La segunda parte se da de pronto cuando una noche bucólica sin preámbulos la infeliz Jean sufre un flechazo sexual apasionado con alguien que es lo opuesto de su mundillo, más de media hora de secuencia de arrumacos y sexo, casi sin palabras, y cuando suenan estas son henchidas de pomposidad lírica sobrecargada, una atracción física de impulsos incontrolables bajo el influjo de la Luz de Luna, rodada con una finura propia de un artista de spot de perfumes. Todo esto me resulta muy bonito, sensual, romántico, pero demasiado alargado, agotando al espectador, igual en su momento con los niveles de trascendencia visual sexual shockeo al espectador y encandiló, pero hoy día me es excesivamente estirado, se puede contar lo mismo con menos tiempo, quizás el problema es que si acortaban se les quedaba una cinta muy cortita. Puedo entender en este segmento los instintos básicos, la seducción animal, pero esto queda desvirtuado en su epílogo; Y tiene un epílogo abrupto y nada creíble, apresurado aturullado, y nada coherente, queriendo hacernos creer que nada importa cuando hay amor. Pero que Amor? Si hace cinco minutos que se conocen!

Malle utiliza recurso para acentuar su idea, lo hace con la voz en tercera persona entonada por la propia Jeanne hablando de sí misma, lo cual redunda en su visión altiva que tiene de sí, como si viviera su existencia de espectadora aburrida; También maneja recursos visuales alegóricos, como es la escena en que el “Príncipe” recoge a la “Princesa” desvalida junto al rio, o el murciélago que entra en el comedor durante la cena, premonición de algo catárquico, o la mosca que revuela alrededor de Jeanne la crucial noche poniéndola nerviosa, alegoría de su inquietud y que la hace salir de la vivienda donde encuentra a su “Príncipe”; Hay más pero no quiero spoilear [1].
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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