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Voto de TOM REGAN:
9
7,6
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Cine negro. Drama
Eddie Willis (Humphrey Bogart), un veterano periodista, es contratado como agente de prensa por Nick Benko (Rod Steiger), un hombre sin escrúpulos, para que consiga hacer popular a Toro Moreno, un gigantesco pero torpe aspirante a boxeador, a quien hacen creer que es un gran campeón a base de amañar sus combates. (FILMAFFINITY)
7 de agosto de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
204/16(22/07/23) Notable film de cine negro enmarcado en el ponzoñoso mundillo del boxeo y las corruptelas que se fraguan en su hedionda trastienda, puede que el mayor torpedo contra este deporte profesional que se haya filmado, devastador en su reflejo de la amoralidad y avaricia que mana de ahí cual cloaca, lejos de mitificar este deporte. Dirige el canadiense Mark Robson, en su mejor largometraje, plasmando en la gran pantalla el guion de Philip Yordan (también productor), basada en la novela de Budd Schulberg (“On the waterfront”) de 1947, donde las peleas son alejadas de la épica, se siente crudas, salvajes, sentimos el dolor, las heridas, y enfrente un público sádico sediento de ver heridas y sufrimiento. Destacando, además, por ser el último papel cinematográfico de Humphrey Bogart, que actuó con cáncer terminal de esófago, y a pesar de ello demostró una profesionalidad regia, sufriendo en silencio su enfermedad, falleció el 14 de enero de 1957. Le acompaña un sensacional Rod Steiger como el villano promotor despiadado, auténtico Titán del Método del Actor´s Studio. Para una radiografía sangrante de como este deporte se puede convertir en un gran circo de estafas, chantajes, prostitución (a todos los niveles, no solo de sexo femenino), cinismo, traiciones, mentiras, avaricia, violencia y manipulaciones arteras. De como el supuesto noble ‘arte’ del ring puede ser el escaparate de una trastienda llena de víboras dispuestas a servirse del sufrimiento, la sangre, incluso la muerte de incautos incultos para sacarles hasta los hígados sin con ello sacan réditos monetarios.
También pilla chispas el mundo del periodismo, creador de mitos, de ídolos que a la postre se demuestran trampantojos con pies de barro, epítome el protagonismo de Eddie al que da vida el majestuoso Bogart, ejemplo del tipo noble que termina vendiendo su alma al diablo por salir del pozo, y se encuentra teniendo que defender algo en lo que no cree, pero que se autoengaña en que no es tan grave, ello cuando no hace más que pudrirse más y más en el fango donde acaba sumido, una caída gradual a los infiernos.
Film sólido, pétreo, duro, directo al mentón, con diálogos punzantes, actuaciones brillantes, con un crescendo dramático que te cala por su realismo, por como el director ha conseguido hacernos empatizar con los roles, importándonos lo que les pase. Hasta desembocar en un rush final que te cala por su poder emocional, de los que se te quedan, sin concesiones paternalistas facilonas.
Una película que delinea personajes tridimensionales, con sus virtudes y sus defectos, humanizados, exponiendo la ambigüedad moral, como nada es blanco o negro, la gente en nuestras bajezas nos movemos por lo gris. Robson aquí nos habla de personas que se dejan comprar y las que no, y entre las primeras están las que carecen de cualquier duda sobre cual es su darwinista objetivo, como es el promotor Nick Benko, un Steiger soberbio en fuerza volcánica, un líder que sabe mover todos los resortes, un manipulador experimentado, siempre con el mejor argumento, un sibilino calculador ya a la vez fogoso defendiendo su postura (avarienta); y luego están las que intentan no alejarse de la orilla de la dignidad de la que han renegado, pero creen poder volver en cualquier momento, y es Eddie, detenta un conflicto interior sobre lo que cree le queda de buena persona. Bogart lo dota de carácter, profundidad, carisma, sus enfrentamientos con Steiger son arrolladores de fuego. Siendo enternecedora su relación con el gigantón Toro Moreno, al que da vida Mike Lane (que no era sudamericano, nacido en Washington DC, era un luchador profesional que peleaba bajo el nombre de "Tarzán Mike", medía 2,03 y pesaba 135 kg, y aquí fue su debut en cine), es similar a la que hay entre el George y Lennie de la novela de John Steinbeck “De ratones y hombres”, el tipo inocentón es el coloso Lennie y George la especie de figura paterna que se siente responsable de lo que le pase. Lane da una actuación meritoria, sintiéndonos conmovidos por su candidez, aunque en su contra hay que achacarle que nadie puede creerse que no sepa siquiera dar un puñetazo, en pos de no parecer buen púgil se pasa haciéndolo endeble; En el medio se puede situar el periodista deportivo Art Leavitt, embestido por un estupendo Harold J. Stone, especie de brújula moral de la historia, tiene un cautivador tramo cuando pone a Eddie una entrevista que ha grabado aun veterano campeón del mundo boxeador ahora en la indigencia, buenos sus ententes con Bogart; también está Beth, la esposa de Eddie, a al que da vida Jan Sterling, en el único papel femenino, pero no da con su espacio y se queda en tierra de nadie con un rol débil.
Ayudando al éxito por una ambientación inmersiva de cine noir fenomenal, gracias en parte la excelente dirección artística de William Flannery (ganador de un Oscar el año anterior por su labor en el film “Picnic”), paseándonos por el sub mundo inherente, los feístas vestuarios, los rings, el público, los clubs, o las habitaciones de hotel; todo ello potenciado por la espléndida cinematografía en b/n del dos veces ganador del Oscar Burnett Guffey (“De aquí a la eternidad” o “Bonnie & Clyde”; también fue nominado por este film), en tonos expresionistas, con tomas opresivas, jugando con las sombras, con angulaciones dramáticas, ese manejo del humo del tabaco, y sobre todo espectacular en las secuencias de combates en miscelánea con la formidable edición de Jerome Thoms (“Bajos fondos” o “Simbad y la princesa”), alternando con emoción primeros planos, incluso en subjetivos, con tomas del sádico público, creando sensación agobiante; acrecentada puntualmente por la jazzística banda sonora creada por Higo Friedhofer (“Los mejores años de nuestra vida” o “El gran carnaval”).
También pilla chispas el mundo del periodismo, creador de mitos, de ídolos que a la postre se demuestran trampantojos con pies de barro, epítome el protagonismo de Eddie al que da vida el majestuoso Bogart, ejemplo del tipo noble que termina vendiendo su alma al diablo por salir del pozo, y se encuentra teniendo que defender algo en lo que no cree, pero que se autoengaña en que no es tan grave, ello cuando no hace más que pudrirse más y más en el fango donde acaba sumido, una caída gradual a los infiernos.
Film sólido, pétreo, duro, directo al mentón, con diálogos punzantes, actuaciones brillantes, con un crescendo dramático que te cala por su realismo, por como el director ha conseguido hacernos empatizar con los roles, importándonos lo que les pase. Hasta desembocar en un rush final que te cala por su poder emocional, de los que se te quedan, sin concesiones paternalistas facilonas.
Una película que delinea personajes tridimensionales, con sus virtudes y sus defectos, humanizados, exponiendo la ambigüedad moral, como nada es blanco o negro, la gente en nuestras bajezas nos movemos por lo gris. Robson aquí nos habla de personas que se dejan comprar y las que no, y entre las primeras están las que carecen de cualquier duda sobre cual es su darwinista objetivo, como es el promotor Nick Benko, un Steiger soberbio en fuerza volcánica, un líder que sabe mover todos los resortes, un manipulador experimentado, siempre con el mejor argumento, un sibilino calculador ya a la vez fogoso defendiendo su postura (avarienta); y luego están las que intentan no alejarse de la orilla de la dignidad de la que han renegado, pero creen poder volver en cualquier momento, y es Eddie, detenta un conflicto interior sobre lo que cree le queda de buena persona. Bogart lo dota de carácter, profundidad, carisma, sus enfrentamientos con Steiger son arrolladores de fuego. Siendo enternecedora su relación con el gigantón Toro Moreno, al que da vida Mike Lane (que no era sudamericano, nacido en Washington DC, era un luchador profesional que peleaba bajo el nombre de "Tarzán Mike", medía 2,03 y pesaba 135 kg, y aquí fue su debut en cine), es similar a la que hay entre el George y Lennie de la novela de John Steinbeck “De ratones y hombres”, el tipo inocentón es el coloso Lennie y George la especie de figura paterna que se siente responsable de lo que le pase. Lane da una actuación meritoria, sintiéndonos conmovidos por su candidez, aunque en su contra hay que achacarle que nadie puede creerse que no sepa siquiera dar un puñetazo, en pos de no parecer buen púgil se pasa haciéndolo endeble; En el medio se puede situar el periodista deportivo Art Leavitt, embestido por un estupendo Harold J. Stone, especie de brújula moral de la historia, tiene un cautivador tramo cuando pone a Eddie una entrevista que ha grabado aun veterano campeón del mundo boxeador ahora en la indigencia, buenos sus ententes con Bogart; también está Beth, la esposa de Eddie, a al que da vida Jan Sterling, en el único papel femenino, pero no da con su espacio y se queda en tierra de nadie con un rol débil.
Ayudando al éxito por una ambientación inmersiva de cine noir fenomenal, gracias en parte la excelente dirección artística de William Flannery (ganador de un Oscar el año anterior por su labor en el film “Picnic”), paseándonos por el sub mundo inherente, los feístas vestuarios, los rings, el público, los clubs, o las habitaciones de hotel; todo ello potenciado por la espléndida cinematografía en b/n del dos veces ganador del Oscar Burnett Guffey (“De aquí a la eternidad” o “Bonnie & Clyde”; también fue nominado por este film), en tonos expresionistas, con tomas opresivas, jugando con las sombras, con angulaciones dramáticas, ese manejo del humo del tabaco, y sobre todo espectacular en las secuencias de combates en miscelánea con la formidable edición de Jerome Thoms (“Bajos fondos” o “Simbad y la princesa”), alternando con emoción primeros planos, incluso en subjetivos, con tomas del sádico público, creando sensación agobiante; acrecentada puntualmente por la jazzística banda sonora creada por Higo Friedhofer (“Los mejores años de nuestra vida” o “El gran carnaval”).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Por mor del FA Jackie Daytona, diálogos formidables:
Toro: - Qué pensará la gente de mí?
Eddie: - Qué importa lo que piensen esas bestias? Has visto sus caras? Pagan por ver matar a alguien. Al diablo con ellos.
Eddie: - Por qué no peleó (Toro) como le dijiste?
George (el entrenador de Toro): - Algunos boxeadores se dejan comprar. Otros simplemente no pueden.
Cuando Toro es golpeado por el gran boxeador , negándose a seguir las lecciones que su entrenador George (Jersey Joe Walcott, ex campeón de peso pesado) le enseñó para evitar una paliza, y el sindicato le paga solo $ 49.07, Willis cambia de opinión y le da al boxeador sus $ 26,000. comparte y lo sube a un avión rumbo a Argentina. Willis, aunque amenazado físicamente, luego compensa sus acciones corruptas al convertirse nuevamente en periodista y exponer a Benko, esto lo vemos cuando se pone a escribir a máquina un artículo contra las cloacas de este deporte
Toro pelea contra Gus Dundee (el púgil real Pat Comiskey), cuya pelea anterior con el campeón Buddy Brannen (max baer) lo dejó con el cuello roto. Después de la pelea de Toro, Dundee se derrumba y muere. Toro se siente abrumado por la culpa, pensando mató a Dundee y desea regresar a Argentina. En un último intento por proteger la próxima pelea con Brannen, Eddie le dice a Toro la verdad: Brannen fue responsable de la condición de Dundee, Toro no es un luchador y todas sus peleas han sido arregladas. Durante la pelea de Brannen, Toro sufre una brutal paliza. Luego, Eddie se entera que Benko vendió el contrato de Toro a otro gerente. Mientras Eddie recibe su pago prometido de $26,000, Benko ha manipulado la contabilidad para que Toro gane solo $49.07 de más de $1 millón en ingresos por boletos. Avergonzado de su parte en la farsa y no queriendo ver a Toro explotado más, Eddie le da a Toro los $26,000 y lo pone en un avión a Argentina antes de que los hombres de Benko puedan detenerlos. Aunque Benko amenaza con dañar a Eddie, Eddie comienza a escribir a máquina una exposición sobre la corrupción en este deporte (este final me recuerda al final del film de Billy Wilder “Días sin huella” de 1945).
A principios de 1956, a Bogart le diagnosticaron cáncer de esófago y murió el 14 de enero de 1957. Steiger recordó la profesionalidad del actor durante la producción, incluso mientras lidiaba con la enfermedad: "Bogey y yo nos llevamos muy bien. A diferencia de otras estrellas, cuando tenían primeros planos, es posible que te hayan relegado a dos tomas o te hayan cortado por completo. Bogey no jugaba esos juegos. Era un profesional y tenía un tremendo autoridad. Llegaba exactamente a las 9 a. m. y se iba exactamente a las 6 p. todavía estaba en el lote, y dijo: 'Quieren filmar algunas tomas de mis primeros planos porque mis ojos están demasiado llorosos'. Un poco más tarde, después de la película, alguien se acercó a mí con la noticia de la muerte de Bogey. Entonces me llamó la atención. Sus ojos estaban llorosos porque estaba sufriendo por el cáncer. Pensé: 'Qué tonto puedes ser, Rodney'!".
La película se estrenó con dos finales diferentes: uno en el que Eddie Willis (inspirado en el periodista deportivo Harold Conrad, según Conrad) exigía que se prohibiera el boxeo por completo, y el otro en el que simplemente insistía en que hubiera una ley federal. Investigación sobre el boxeo. La versión en video contiene el final "más duro", mientras que la mayoría de las copias de televisión terminan con el mensaje "más suave"; Recibió una nominación al Oscar a la Mejor Fotografía en Blanco y Negro por Burnett Guffey, perdió ante la de Joseph Ruttenberg por “Marcado por el odio”, otro film pugilístico.; Ocasionalmente inaudible en una toma, se informa que algunas de las líneas de Bogart como Willis fueron dobladas en posproducción por Paul Frees.
Me queda un clásico imperecedero del boxeo. Gloria Ucrania!!!
Para leer más sobre el film ir a: https://tomregan.blogspot.com/2023/07/mas-dura-sera-la-caida.html
Toro: - Qué pensará la gente de mí?
Eddie: - Qué importa lo que piensen esas bestias? Has visto sus caras? Pagan por ver matar a alguien. Al diablo con ellos.
Eddie: - Por qué no peleó (Toro) como le dijiste?
George (el entrenador de Toro): - Algunos boxeadores se dejan comprar. Otros simplemente no pueden.
Cuando Toro es golpeado por el gran boxeador , negándose a seguir las lecciones que su entrenador George (Jersey Joe Walcott, ex campeón de peso pesado) le enseñó para evitar una paliza, y el sindicato le paga solo $ 49.07, Willis cambia de opinión y le da al boxeador sus $ 26,000. comparte y lo sube a un avión rumbo a Argentina. Willis, aunque amenazado físicamente, luego compensa sus acciones corruptas al convertirse nuevamente en periodista y exponer a Benko, esto lo vemos cuando se pone a escribir a máquina un artículo contra las cloacas de este deporte
Toro pelea contra Gus Dundee (el púgil real Pat Comiskey), cuya pelea anterior con el campeón Buddy Brannen (max baer) lo dejó con el cuello roto. Después de la pelea de Toro, Dundee se derrumba y muere. Toro se siente abrumado por la culpa, pensando mató a Dundee y desea regresar a Argentina. En un último intento por proteger la próxima pelea con Brannen, Eddie le dice a Toro la verdad: Brannen fue responsable de la condición de Dundee, Toro no es un luchador y todas sus peleas han sido arregladas. Durante la pelea de Brannen, Toro sufre una brutal paliza. Luego, Eddie se entera que Benko vendió el contrato de Toro a otro gerente. Mientras Eddie recibe su pago prometido de $26,000, Benko ha manipulado la contabilidad para que Toro gane solo $49.07 de más de $1 millón en ingresos por boletos. Avergonzado de su parte en la farsa y no queriendo ver a Toro explotado más, Eddie le da a Toro los $26,000 y lo pone en un avión a Argentina antes de que los hombres de Benko puedan detenerlos. Aunque Benko amenaza con dañar a Eddie, Eddie comienza a escribir a máquina una exposición sobre la corrupción en este deporte (este final me recuerda al final del film de Billy Wilder “Días sin huella” de 1945).
A principios de 1956, a Bogart le diagnosticaron cáncer de esófago y murió el 14 de enero de 1957. Steiger recordó la profesionalidad del actor durante la producción, incluso mientras lidiaba con la enfermedad: "Bogey y yo nos llevamos muy bien. A diferencia de otras estrellas, cuando tenían primeros planos, es posible que te hayan relegado a dos tomas o te hayan cortado por completo. Bogey no jugaba esos juegos. Era un profesional y tenía un tremendo autoridad. Llegaba exactamente a las 9 a. m. y se iba exactamente a las 6 p. todavía estaba en el lote, y dijo: 'Quieren filmar algunas tomas de mis primeros planos porque mis ojos están demasiado llorosos'. Un poco más tarde, después de la película, alguien se acercó a mí con la noticia de la muerte de Bogey. Entonces me llamó la atención. Sus ojos estaban llorosos porque estaba sufriendo por el cáncer. Pensé: 'Qué tonto puedes ser, Rodney'!".
La película se estrenó con dos finales diferentes: uno en el que Eddie Willis (inspirado en el periodista deportivo Harold Conrad, según Conrad) exigía que se prohibiera el boxeo por completo, y el otro en el que simplemente insistía en que hubiera una ley federal. Investigación sobre el boxeo. La versión en video contiene el final "más duro", mientras que la mayoría de las copias de televisión terminan con el mensaje "más suave"; Recibió una nominación al Oscar a la Mejor Fotografía en Blanco y Negro por Burnett Guffey, perdió ante la de Joseph Ruttenberg por “Marcado por el odio”, otro film pugilístico.; Ocasionalmente inaudible en una toma, se informa que algunas de las líneas de Bogart como Willis fueron dobladas en posproducción por Paul Frees.
Me queda un clásico imperecedero del boxeo. Gloria Ucrania!!!
Para leer más sobre el film ir a: https://tomregan.blogspot.com/2023/07/mas-dura-sera-la-caida.html