Haz click aquí para copiar la URL
España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
5
Thriller. Intriga Un padre y sus dos hijos juegan a ver quién llega primero a la calle desde un séptimo piso: si el padre en el ascensor o los niños por las escaleras. Cuando el padre llega a la planta baja, resulta que los niños no aparecen, no hay ni rastro de ellos. Empieza entonces una búsqueda frenética por parte del padre (Ricardo Darín) y la madre (Belén Rueda). (FILMAFFINITY)
25 de julio de 2014
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
86/09(17/06/14) El segundo largometraje del navarro Patxi Amezcua es un fallido thriller de coproducción argentino-española, con una propuesta atractiva, arranque sugestivo pero que tarda poco in ir desinflándose poco a poco, desarrollándose con la clásica técnica que popularizó Agatha Christie, el “whodunit”, o sea hay una fechoría y hay que descubrir al culpable entre muchos sospechosos, que se van descartando, y termina siendo el más imprevisible, en este caso se estira tanto, entre una marea de personajes sin personalidad que termina dándote igual quien sea, y para más inri en este caso hay un fallo al principio que hace salte pronto quien es (spoiler), terminando en un tramo conclusivo que roza el insulto a la inteligencia, haciéndose interesante por la estupenda actuación de Ricardo Darín.

El protagonista es Sebastián (buen Ricardo Darín), un abogado de Buenos Aires, lo conocemos una mañana ajetreada, en su carro va dirigiendo por el móvil el día que le espera en los juzgados, va camino del piso de Delia (correcta Belén Rueda), su esposa de la que está en trámites de divorcio, va a llevar a sus hijos Luna y Luca al colegio, va a ser el último día pues delia piensa viajar esa noche a Madrid de donde es para rehacer su vida, viven en un séptimo piso, Sebastián juega con sus hijos a ver quien llega antes abajo, el bajará en ascensor y ellos por las escaleras, cuando Sebastián llega al portal sus hijos no aparecen, el portero del edificio dice no haberlos visto, se han esfumado sin dejar rastro, pasado tiempo de búsqueda Sebastián es telefoneado y una voz desconocida le indica que sus retoños han sido secuestrados y piden un rescate por ellos, entra en pánico él no tiene tanta plata.

El guión es del propio director y de Alejo Flah (“Vientos De Agua”), tocando temas como la fragilidad del matrimonio, lo que estarías dispuesto a hacer por tus hijos o la paranoia, lo malo es que lo hace de modo torpe, apoyándose en un relato que aunque con un ritmo trepidante deja muchos altibajos por el camino. Posee un inicio sugerente con la excelente presentación del protagonista, vemos que es un tipo con gran personalidad al que le gusta controlarlo todo, y cuando la situación se le vuelve inmanejable (el secuestro) entra en modo esquizofrénico, viendo fantasmas por todos lados. Es una narración que se cimienta alrededor de la angustia vital de Sebastián, sabremos siempre lo mismo que él, nunca más, con lo que la fuerza de Ricardo Darín hace mucho para que nos enganchemos, la tara es un guión endeble y tramposo, delinean sospechosos planos sin alma alguna, presentados en un santiamén, con lo que sabes que no son culpables, este modo de actuar se reitera una y otra vez, sospecha de alguien, lo amenaza, y descubre que no es, dejando tirados a personajes que tenían jugo que exprimir, como el comisario o el jefe de Sebastián al que saca la plata, y encima repele el buenismo de los amenazados con su comprensión. El director no aprovecha la mejor de sus bazas, el espacio limitado del edificio para provocarnos claustrofobia, en ningún momento nos sentimos oprimidos, de hecho el edificio parece infinito, nunca tenemos impresión de lugar angosto. Todo esto coronado por un bloque final absurdo.

Se agradece su metraje recortado a menos de hora y media, tiene bonitas tomas a cargo de Lucio Bonelli (“Tiempo De Valientes”), contrapicados bellos del las escaleras, así como las tomas de gran belleza de Buenos Aires, envuelto esto en la adecuada música de tensión de Roque baños (“Celda 211”).

Ricardo Darín demuestra que es un animal de la actuación, exponiendo tormento, ahogo, presión, paranoia, desesperación, un actor extraordinario. Belén Rueda se nota algo pérdida, como sabiendo si ir o venir, se nota fría, distante, plana, ella es mejor actriz de lo que exhibe aquí.

En conjunto queda un pasable producto de intriga. Fuerza y honor!!!
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow