107/10(15/05/18) Sugerente bio-pic sobre la vida del enfant terrible del jazz Charlie “Bird” Parker, realizado y producido por Clint Eastwood, con un incisivo guión de Joel Oliansky (“Masada”), un hermoso tributo a la convulsa vida del mítico saxofonista, con un argumento que abarca desde su infancia de Kansas City, hasta su temprana muerte a la edad de 34 años, pero desarrollando un metraje que va y viene en el tiempo quizás como un homenaje a l jazz y su concepto de improvisación y anarquía. Gran parte de la película gira en torno a sus únicas relaciones con su esposa Chan Parker, con el trompetista pionero del Bebop y líder de la banda Dizzy Gillespie, y su influencia (tanto musical como en el mundo de la adicción a la heroína) en el trompetista Red Rodney. Es un retrato de personalidad de un tipo oscuro, sombrío en constante caída al vacío por su relación con la adicción a las drogas. El protagonista fue uno de los mayores genios del jazz de todos los tiempos, virtuoso de la improvisación con el saxo alto y pionero del Bebop. Charlie Parker fue algo más que un músico brillante para su época, la característica que lo hizo único fue que no bajaba de escala cuando tocaba, tipo subía y cuando los boquiabiertos espectadores pensaban iba a bajar seguía ahí instalado, de ahí viene el apodo de Bird (hay más versiones sobre el apodo), se decía que su música conseguía que el público volase. Asistimos a su drama, combinando sus turbadoras actuaciones musicales con su progresivo descenso al abismo del alcohol y la heroína, mostrando a un Charlie depresivo y autodestructivo. La película, además, describe las relaciones del músico con su esposa Chan (Diane Venora), apoyó siempre al marido, pese a sus múltiples infidelidades. Describe las relaciones con Dizzie Gillespie, compañero de fatigas y ambiciones musicales, su admiración por Duke Ellington y la distancia que se establece entre él y éstos a causa de las adicciones y la informalidad. Eastwodd hace un canto a los músicos malditos, lo hace a través de un tipo envuelto en un halo de fatalismo, verlo es como una tensa espera hasta su inevitable muerte, un complejo y hermoso fresco, donde la música hará las delicias de los amantes del jazz, enmarcado en una ambientación majestuosa en su tenebrismo. Ganó un Oscar por Mejor sonido, por la forma innovadora en que tomaron viejas grabaciones de Parker tocando saxofón, aislaron a Parker y luego agregaron músicos actuales grabados en equipos modernos para hacer el sonido digno de una pantalla grande. La película ganó el premio al mejor actor en Cannes para Forest Whitaker. La última esposa de Bird, Chan Parker, retratada aquí por Diane Venora, actuó como consultora en la película. Bird era el apodo de Charlie Parker (abreviatura de Yardbird).

Ácido recorrido por la vida de Charlie Parker, vemos al niño embrujado por el jazz y quien lo toca, lo vemos iniciarse en los escenarios, lo vemos unido a bandas musicales, lo vemos en una gira por el Sur, lo vemos en loor de multitudes tocar en París, lo vemos en California, lo vemos en sus relaciones de igual a con Gillespie, este (en una charla nocturna sobre la playa brillante) intentando hacerle ver que su caótico comportamiento no hace más que alimentar el estereotipo del “negro badass”, su relación de fan Red Rodney con su mito (Bird), donde este aliena (a su pesar) al discípulo, lo vemos en su relación con Chan, mujer blanca amante del jazz, encuentra en Bird a un tipo paradójico al que intenta comprender en sus debilidades humanas, pero al que no puede redimir. La vida de una leyenda musical, ser indivisible de sus defectos, adicciones, subidas y bajadas, crisis personales, sus escasos momentos de felicidad tocando y con su familia. Todo con narrativa que quizás intenta emitir una alegoría de la improvisación cual “Bird” tocando el saxo, ello por los constantes saltos adelante y atrás, sin quedarse en un momento crucial de su vida, amalgamando un todo un ritmo que acelera y decelera cual be-pop.

Eastwood trata con respeto al protagonista, sin santificarlo, sin glamurizar su historia, mostrando lo bueno y malo, lo hermoso de su música y lo adusto y desgarrador de su caída en tinieblas de las malas tentaciones, refleja un tipo consciente de su degradación, pero o no sabe o no quiere detenerla, retrato de personalidad rico en matices, da dimensión humana de ser falible, vivía al límite del abismo. Preso de sus adicciones, y el realizador sabiamente se abstiene de juzgarlo, trata al espectador de adulto.

Taras: Eastwood exhibe a un protagonista autodestructivo, corrompido por sus demonios de las drogas, pero el realizador n o nos muestra un porque, no vemos una evolución del personaje, es así y punto, falta información que de tridimensión a “Bird”, falta hondura psicológica en el porqué, es como si nos hubieran hurtado elementos cruciales para saber más del mito, quedándose en cierto modo a medias; También nos quedamos un tanto hurtados de conocer el proceso creativo de “Bird”, apenas unas diserciones, pero todo parece genialidad espontánea, no se escarba en sus orígenes de aprendizaje; La subtrama del policía (Esteves encarnado con corrección por James Handy)obsesionado por hundir a “Bird” parece un recurso metido con calzador para que haya un villano, me queda metido con calzador, no sabemos porque, si es por racismo, porque no le gusta el jazz, o porque no le gustan los gordos; Además obvia algunos pasajes de la historia de “Bird” como su último matrimonio.

Forest Whitaker está sensacional como autodestructivo y a la vez genial Charlie “Bird” Parker, casi una obra One Man Show, transmite dualidad de iluminado por la música y tipo rodeado de un halo de perdedor, apegado a sus adicciones drogas y alcohol, conjugando la magia del jazz sobre el escenario con su caída constante al vacío fuera de él, lo vemos degradarse, deteriorarse, en turbadora miscelánea con el tremendo lirismo que desprende cuando se encuentra con el saxo,… (sigue en spoiler)