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Voto de TOM REGAN:
7
2016
Michael D. Fuller (Creador), Graham Gordy (Creador) ...
7,2
1.071
Serie de TV. Drama
Serie de TV (2016). 8 episodios. Un francotirador de los Marines de los EEUU regresa de la Guerra de Vietnam en 1973. Al volver a casa se encontrará con el rechazo de sus seres queridos y demonizado por la opinión pública. (FILMAFFINITY)
23 de septiembre de 2017
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
201/11(17/09/17) Buena serie estadounidense basada en las novelas de Max Allan Collins (“Camino a la perdición”), primer libro de la saga, “The Broker” publicado en 1976, cuarenta años y 13 novelas después de su nacimiento ha sido adaptada la televisión para el canal Cinemax, creada por Graham Gordy y Michael D. Fuller (ambos tras la serie “Rectify”), que guionizan seis de los ocho, y dirigida en todos sus capítulos por Greg Yaitanes (“Perdidos”, “House” o “Banshee”), donde se hace un retrato sociopolítico del convulso tiempo, desesperanzado fresco del tiempo, hablándonos sobre la alienación social, sobre la marginación racial, sobre un mundo rebosante de amoralidad. Han sido ocho capítulos para una serie no renovada, en la que se habla de los problemas de adaptación del guerrero (veterano de la Guerra del Vietnam) tras la guerra (tras licenciarse), de las dificultades para volver a la vida civil, en una ambientación muy cuidada. Con autos del tiempo, viviendas, calles, vestuario, barrios, el Mississippi, decoración, la deliciosa galería de temas musicales blues, soul y gospel de los 70, ello en medio de la segregación racial, en medio de las protestas contra la Guerra del Nam, en medio de la candidatura a la presidencia USA de McGovern y Nixon (pre-Watergate), en medio del secuestro a la delegación israelí en Múnich 72. Un relato con evidentes elementos neo-noir, un thriller bien trabajado, con guiones inteligentes, mezclando el drama con la acción, con personajes matizados, con aristas, creando un clima, con intensidad, con mucha oscuridad. En su debe es que tras un arranque poderoso la serie parece estancarse y perder el destino, se angosta en su propia atmósfera calurosa y viscosa, tampoco se siente natural la subtrama de la familia de color, un poco metida con calzador. Asimismo se echa en falta algo de humor y que no se haga tan solemne y seca por momentos, aun así un producto catódico recomendable y degustable.
La historia comienza en el verano de 1972, Mac Conway (Logan Marshall-Green), y su amigo Arthur (Jamie Hector), dos marines, regresan a Memphis después de servir en la Guerra del Vietnam. En el aeropuerto les espera una manifestación en contra de los marines que vuelven por haber estado estos implicados en la (ficticia) Masacre de My Lai. Mac vuelve con su joven esposa Joni (Jodi Balfour), una periodista local. Mac sufre la hostilidad local cuando intenta buscar trabajo, además sufre estrés post-traumático. Un día un misterioso tipo que se hace llamar el Broker (Peter Mullan), intenta reclutarlo como asesino a sueldo, pero Mac no acepta.
La serie arranca con un piloto fascinante, muy atractivo desde su enigmático flash-forward en que a media luz nocturna vemos al protagonista flotando boca abajo en la orilla de un río (Mississippi) cual muerto, tras unos segundos se reanima Mac y se levanta, coge una pistola tirada en el suelo y avanza renqueante por entre la maleza, ello con sonido de grillos de fondo, y a continuación vemos que dispara letalmente a un hombre que está de espaldas, cae al suelo se acerca Mac y le dispara otra vez, Mac coge el cuerpo y loguia por el agua, observa que una tortuga lemira, y lo envía corriente abajo por el Mississippi, plantando en el espectador la semilla del misterio sobre que habrá sucedido. Un primer capítulo lleno de suspense, intensidad dramática, celos, sexo, muertes sangrientas espeluznantes, disparos, persecuciones, aplastamientos, venganzas, y sobre todo un tono sombrío de opresión malsana, conformando un mosaico asfixiante para el protagonista, con la aparición de secundarios con mucha chicha, con giros sorpresa inquietantes, y con final impactante, acompañado con un epílogo que te deja con ganas de más, de saber por dónde irá el desarrollo.
La dirección única de Greg Yaitanes aporta homogeneidad y solidez narrativa y visual, siendo notorias las muchas tomas largas (la del primer episodio con la llegada de Mac a su casa, la persecución en coche del segundo episodio, o el memorable plano-secuencia de 8 minutos durante la batalla de My Lai, con una coreografía de movimientos apabullante), deleitándonos en su realización de un tono tristón-melancólico epidérmico, con episodios formidables en su originalidad expositiva, como el que sucede casi totalmente en el Motel, o el que acontece en un reformado barrio de viviendas de esclavos, ahora lugar de ocio para blancos. Con uso destacado de violencia explícita salvaje, con sexo, ello en tono áspero.
La parte que no me encaja, que desvía la atención, que se siente forzada es cuando la acción salta a la familia de Arthur y con ella los disturbios raciales (la integración racial, el asesinato del escolar negro del bus, el toque de queda,…), ello bajo la sombra del asesinato cuatro años antes de Martin Luther King en la ciudad donde sucede n los hechos, en Memphis, pero se siente otra serie que no pega con la de “Quarry”, me es estridente; Achacarle que tras unos primeros episodios que auguran mucho, el relato da vueltas sobre sí mismo, dejando buenas set-pieces, pero orgánicamente estancada, deja muchos cabos abiertos, que quizás una segunda temporada hubieran apuntalado, pero que al quedar se en solo una cojean, ejemplo claro es como nos quedamos sin saber quién es el Broker, con lo que se siente un coitus interruptus, algo que ha acabado cuando apenas da sus primeros pasos.
La historia comienza en el verano de 1972, Mac Conway (Logan Marshall-Green), y su amigo Arthur (Jamie Hector), dos marines, regresan a Memphis después de servir en la Guerra del Vietnam. En el aeropuerto les espera una manifestación en contra de los marines que vuelven por haber estado estos implicados en la (ficticia) Masacre de My Lai. Mac vuelve con su joven esposa Joni (Jodi Balfour), una periodista local. Mac sufre la hostilidad local cuando intenta buscar trabajo, además sufre estrés post-traumático. Un día un misterioso tipo que se hace llamar el Broker (Peter Mullan), intenta reclutarlo como asesino a sueldo, pero Mac no acepta.
La serie arranca con un piloto fascinante, muy atractivo desde su enigmático flash-forward en que a media luz nocturna vemos al protagonista flotando boca abajo en la orilla de un río (Mississippi) cual muerto, tras unos segundos se reanima Mac y se levanta, coge una pistola tirada en el suelo y avanza renqueante por entre la maleza, ello con sonido de grillos de fondo, y a continuación vemos que dispara letalmente a un hombre que está de espaldas, cae al suelo se acerca Mac y le dispara otra vez, Mac coge el cuerpo y loguia por el agua, observa que una tortuga lemira, y lo envía corriente abajo por el Mississippi, plantando en el espectador la semilla del misterio sobre que habrá sucedido. Un primer capítulo lleno de suspense, intensidad dramática, celos, sexo, muertes sangrientas espeluznantes, disparos, persecuciones, aplastamientos, venganzas, y sobre todo un tono sombrío de opresión malsana, conformando un mosaico asfixiante para el protagonista, con la aparición de secundarios con mucha chicha, con giros sorpresa inquietantes, y con final impactante, acompañado con un epílogo que te deja con ganas de más, de saber por dónde irá el desarrollo.
La dirección única de Greg Yaitanes aporta homogeneidad y solidez narrativa y visual, siendo notorias las muchas tomas largas (la del primer episodio con la llegada de Mac a su casa, la persecución en coche del segundo episodio, o el memorable plano-secuencia de 8 minutos durante la batalla de My Lai, con una coreografía de movimientos apabullante), deleitándonos en su realización de un tono tristón-melancólico epidérmico, con episodios formidables en su originalidad expositiva, como el que sucede casi totalmente en el Motel, o el que acontece en un reformado barrio de viviendas de esclavos, ahora lugar de ocio para blancos. Con uso destacado de violencia explícita salvaje, con sexo, ello en tono áspero.
La parte que no me encaja, que desvía la atención, que se siente forzada es cuando la acción salta a la familia de Arthur y con ella los disturbios raciales (la integración racial, el asesinato del escolar negro del bus, el toque de queda,…), ello bajo la sombra del asesinato cuatro años antes de Martin Luther King en la ciudad donde sucede n los hechos, en Memphis, pero se siente otra serie que no pega con la de “Quarry”, me es estridente; Achacarle que tras unos primeros episodios que auguran mucho, el relato da vueltas sobre sí mismo, dejando buenas set-pieces, pero orgánicamente estancada, deja muchos cabos abiertos, que quizás una segunda temporada hubieran apuntalado, pero que al quedar se en solo una cojean, ejemplo claro es como nos quedamos sin saber quién es el Broker, con lo que se siente un coitus interruptus, algo que ha acabado cuando apenas da sus primeros pasos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Logan Marshall-Green como el atormentado Mac Conway da un buen rendimiento reflejando mundo interior, sufrimiento, frustración, nobleza, lealtad, ello con intensidad dramática, con fenomenal manejo de la mirada para expresar emociones, marcándolo el mote que le Broker le da y que además da título a la serie Quarry (Cantera) porque está "hueco en el interior, duro como la roca, algo así como este lugar (estaban en una cantera abandonada)", una convincente actuación; Jodi Balfour encarna a Joni, la bella esposa del protagonista, exhibe sensualidad, ternura, amor, hastío, pero a la que le faltan aristas, pues queda algo plana su actuación, siempre con cara de enfurruñada; Hay esmero e imaginación en los guiones para construir secundarios con alma, epítome de esto es el australiano Damon Herriman como el sicario Buddy, extraño tipo, su presentación es todo un deleite bizarro, lo vemos en la habitación de un motel en calzoncillos, bailando y cantando en español, el tema “Whithout you” de Harry Nilsson, un gay extrovertido con mucha pluma, que tiene una relación edípica con su madre Naomi (espléndida, pero escasa presencia de Ann Dowd), tipo bipolar, que cuando empieza la acción se transforma en despiadado, pero al que se le notan desengaños y complejos, todo un acierto su extrovertida presencia; El actor escocés Peter Mullan demuestra su carisma, carácter, dominio sutil de la escena, sensacional como se funde con el personaje, un tipo frío, mordaz, sagaz, excelente.
La puesta en escena resulta una de sus fenomenales bazas, en una inmersión fascinante en el lugar y momento, con un sobresaliente diseño de producción de Roshelle Berliner (“Asfixia” o “Precious”), rodando en los estados de Louisiana, Tennesse y Mississippi, con viviendas y elementos (coches, vinilos, peinados,…), con ese barrio de antiguos esclavos, que sumado al vestuario Patia Prouty (“Justified” o “Banshee”), deriva en un viaje en el tiempo y lugar. Esto filtrado por la excelente fotografía del mexicano Pepe Ávila del Pino (“Ozark” o “The deuce”), en tonalidades arenosas que dan sensación temporal de los 70, componiendo planos de belleza cuasi-pictórica, con planos-secuencia exquisitos en su vigor dramático, jugando con los contraluces, la semioscuridad, los patinados suaves para inducir con acierto en el clima sórdido del relato. La serie deja gran marca por su brillante elenco de temas blues y soul de los 70, sonando temas, siendo crucial para establecer el estado de ánimo del relato (Mac es un degustador de vinilos blues), en casi todos los episodios suenan temas de bandas en vivo, acompañando a escenas vitales en varios momentos. Memphis fue en los 60 y 70 el gran centro de la música afroamericana, con el sello Stax (Otis Redding, Johnnie Taylor, Wilson Pickett, Carla Thomas, William Bell y muchos otros) como buque insignia: en una escena en que el protagonista habla por teléfono desde una cabina aparece el famoso edificio de la discográfica, con el rótulo "Soulsville USA", hay varios guiños y referencias musicales a lo largo de la serie, lo que la hace muy interesante para el aficionado a este tipo de música (y no solo a esta, ya que aparecen otras bandas locales de la época, como Big Star), oyéndose temas además de los mencionados de Stax, a Harry Nilsson, Soulstation o Van Morrison, componiendo un fresco auditivo poderoso. Todo sumado da un viaje en el tiempo evocadoramente maravilloso.
En conjunto me queda una serie degustable, con puntos de originalidad, con unos episodios de inicio sugestivos, pero a la que parece al final faltarle fuelle (ideas) para seguir cautivando como al principio. Fuerza y honor!!!
La puesta en escena resulta una de sus fenomenales bazas, en una inmersión fascinante en el lugar y momento, con un sobresaliente diseño de producción de Roshelle Berliner (“Asfixia” o “Precious”), rodando en los estados de Louisiana, Tennesse y Mississippi, con viviendas y elementos (coches, vinilos, peinados,…), con ese barrio de antiguos esclavos, que sumado al vestuario Patia Prouty (“Justified” o “Banshee”), deriva en un viaje en el tiempo y lugar. Esto filtrado por la excelente fotografía del mexicano Pepe Ávila del Pino (“Ozark” o “The deuce”), en tonalidades arenosas que dan sensación temporal de los 70, componiendo planos de belleza cuasi-pictórica, con planos-secuencia exquisitos en su vigor dramático, jugando con los contraluces, la semioscuridad, los patinados suaves para inducir con acierto en el clima sórdido del relato. La serie deja gran marca por su brillante elenco de temas blues y soul de los 70, sonando temas, siendo crucial para establecer el estado de ánimo del relato (Mac es un degustador de vinilos blues), en casi todos los episodios suenan temas de bandas en vivo, acompañando a escenas vitales en varios momentos. Memphis fue en los 60 y 70 el gran centro de la música afroamericana, con el sello Stax (Otis Redding, Johnnie Taylor, Wilson Pickett, Carla Thomas, William Bell y muchos otros) como buque insignia: en una escena en que el protagonista habla por teléfono desde una cabina aparece el famoso edificio de la discográfica, con el rótulo "Soulsville USA", hay varios guiños y referencias musicales a lo largo de la serie, lo que la hace muy interesante para el aficionado a este tipo de música (y no solo a esta, ya que aparecen otras bandas locales de la época, como Big Star), oyéndose temas además de los mencionados de Stax, a Harry Nilsson, Soulstation o Van Morrison, componiendo un fresco auditivo poderoso. Todo sumado da un viaje en el tiempo evocadoramente maravilloso.
En conjunto me queda una serie degustable, con puntos de originalidad, con unos episodios de inicio sugestivos, pero a la que parece al final faltarle fuelle (ideas) para seguir cautivando como al principio. Fuerza y honor!!!