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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
7
Romance. Drama La historia tiene lugar en el siglo XIX y explora las relaciones entre los miembros de la alta sociedad rusa. Ana Karenina, una mujer de la alta sociedad que se enamora del joven y apuesto oficial Vronski, abandona a su esposo y a su hijo para seguir a su amante. Nueva adaptación de la novela de León Tostói. (FILMAFFINITY)
14 de marzo de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
28/05(19/02/13) Los británicos Joe Wright y Tom Stoppard (de origen checo) como guionista se unen para darnos una original versión de la ya muy adaptada obra de Leo Tolstoi ‘Ana Karenina’, publicada en una serie de entregas entre 1873 y 1877. Su singularidad reside en su original puesta en escena, un homenaje al teatro que sirve también para transmitir la superficialidad de la sociedad que retrata, comienza en un escenario, se abre el telón, una nítida declaración de intenciones, luego las escenas se van sucediendo en un idealizado estilo coreográfico, los decorados se transforman con la ayuda de los extras que se mueven cual tramoyistas al son de un baile perfectamente calculado que nos transforma en espectadores de un teatro-musical, se cambian de ropa, mueven decorados, se transfiguran en otros extras, los protagonistas se desplazan del escenario a las bambalinas, a las estructuras desnudas del back-ground, puertas que esconden exteriores suntuosos como la estación de tren o un bucólico bosque, es un ejercicio de estilo atractivo, con personajes que se desplazan entre la multitud en una cuasi-danza brillante, creando escenas de gran lirismo teatral, magnífica la recreación de un hipódromo y una carrera sobre las tablas, fascinante la secuencia del baile, Ana y Vronsky bailan cual si flotaran entre la multitud, de pronto las parejas de alrededor paran, todo queda oscurecido excepto un foco que ilumina al binomio de amantes, emitiendo un efecto onírico estremecedor, la fotografía del norirlandés Seamus McGarvey (‘Atonement’, ‘Las Horas’ o ‘Marvel Los Vengadores’) se convierte en un actor más con hermosos juegos de luces, con movimientos rebosantes de expresividad, con unos primeros planos destripasentimientos, esto enaltecido por la bella música del italiano Dario marinelli (‘V de Vendetta’, ‘Orgullo y prejuicio’ o ‘Ágora’), es como un velo delicado que nos roza, esto sumado a un diseño de producción sobresaliente, en vestuario de Jacqueline Durran y maquillaje, en este apartado es de las obras que se te quedaran, un prodigio de estática visual. La historia gira en torno a un triángulo amoroso, sucede en Rusia pasada la mitad del SIXX, se mueve entre la alta sociedad rusa, Ana Karenina (buena Keyra Knightley) es una mujer casada con un alto funcionario del estado, Alexei Karenin (gran Jude Law), tienen un hijo de 8 años, Serozha (Oskar McNamara) tiene una vida rutinaria sin problemas en san Petersburgo, Ana emprende un viaje a Moscú para pedir a la mujer, Dolly (Kelly McDonald) de su hermano, Oblonsky (Mathew McFayden), que lo perdone por sus infidelidades, pero paradójicamente ella conoce a un oficial de caballería, un apuesto joven, Vronsky (inane Aaron Taylor-Johnson), entre los dos surge un flechazo, deriva en un tórrido y pasional romance, Ana sacrifica su plácida vida por él, esto les conllevará el rechazo social, este amoral amor se contrapone con el pulcro de Levin (buen Domhall Gleeson) y Kitty (Buena Alicia Vikander). La cinta como la novela intenta ser un fresco de la hipocresía de la sociedad, de la doble moral, el ostracismo al que la demagogia comporta expresado en la excelente escena en que ella va a la ópera, lo que conlleva la degradación psicológica de los que lo sufren, también radiografía las secuelas del adulterio en una época donde las normas sociales eran dogmas de fe. Pero todo lo bueno funciona para encender los defectos, y es que este expresionismo coreográfico engulle por momentos el carácter emocional del relato, cayendo en la superficialidad, le falta hondura dramática, los personajes no resultan bien descritos, no hay empatía con ellos, dándonos igual lo que les suceda, no nos afecta su sufrimiento interior, excepto un Jude Law inmenso, su pasión artística es anticlimática en los protagonistas, todo nos llega plúmbeo y por momentos su estética cae en el spot de perfumes, esto resta emotividad al relato, creándonos un afatua sensación de artificiosidad. La química entre Keira y Aaron es bastante endeble, gracias sobre todo a la interpretación de este último, un efebo sin alma, le falta carácter y personalidad, al lado de Knightley queda muy anulado, ella si imprime fuerza a su rol, se ve su debatimiento, su dolor pero no se entiende su comportamiento, son esbozos de personalidad, parece nos hayan hurtado información crucial, como lo de la enfermedad de Ana que sale de la nada, muy confuso, es como si el montador hubiera recortado de más, gran ejemplo la relación Kitty y Levin, muy desequilibrada, llegando a ser un lastre, tanto así que da la impresión que Joe Wright la hubiese quitado. Los secundarios asimismo son meros delineaciones sin naturaleza alguna, Tolstoi les dedica tiempo y Wright parce obligado a que tengan sus segundos en pantalla, cuando lo que el realizador quiere de verdad es contar la historia de amor, de adulterio, y de rechazo social, lo demás son michelines a los que le falta una liposucción. En conjunto, una recomendable obra, con un mérito estético-sensorial sobresaliente, una magna oda al teatro, baja algo en el apartado dramático, y se sale Jude Law como Alexei Karenin, no se puede hacer más con menos, su contención gestual es maravillosa, un frío aristócrata al que se le ve la evolución emocional, el que más sentimientos desprende, derrocha carisma y temple. Fuerza y honor!!!
TOM REGAN
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