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Voto de TOM REGAN:
6
6,6
11.418
Thriller. Drama
La coronel Katherine Powell (Helen Mirren), una oficial de la inteligencia militar británica, lidera una operación secreta para capturar a un grupo de terroristas en Nairobi, Kenia. Cuando se da cuenta que los terroristas están en una misión suicida, ella debe cambiar sus planes de 'capturar' por 'matar'. El piloto estadounidense de drones Steve Watts (Aaron Paul) recibe la orden de destruir el refugio donde se hallan los terroristas, ... [+]
23 de septiembre de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
152/10(16/08/16) Interesante cinta del realizador sudafricano Gavin Hood, historia que presenta un dilema moral sugerente, en realidad el ya clásico maquiavélico de si el fin justifica los medios, en este caso si la muerte de vidas colaterales inocentes son un disculpable precio a pagar por evitar un potencial peligro mayor, eso sí, envuelto en una situación muy moderna de guerra encubierta tecnológica, donde la mayoría de los combatientes residen plácidamente en despachos y cómodos sillones a miles de millas del escenario de la contienda, donde la principal es un cuasi-invisible artefacto que reposa en los cielos sin piloto, un dron, y de cómo su uso ha cambiado por completo los modos de guerrear. Es una cinta que te atrapa en su tensión narrativa, en conjugar ingeniosamente varios continentes (África, Europa, América y Asia), con los diferentes modos de afrontar la compleja situación que se va enredando más y más hasta desembocar en si es razonable arriesgar la vida cándida de una niña por matar a unos terroristas que seguramente mataran a decenas de personas. Lástima que en su hábil desarrollo caiga por momentos en situaciones un tanto artificiosas, también cabe achacarle que no profundiza realmente en la situación, nos muestra unos hechos linealmente, eso sí es de agradecer que no sermonee, que se mantenga neutra, ah, y a su final le hubiera venido mejor cierto grado de anulación de sensiblería impostada. Las actuaciones de pesos pesados del cine inglés son un gran activo, destacando la del recientemente fallecido Alan Rickman, al que está dedicado el film.
El centro del relato es el suburbio de Eastleigh, en Nairobi (Kenia), controlado por las milicias yihadistas de Al-Shabab, uno de los más peligrosos ejércitos terroristas de África. Hay una operación internacional para acabar con un comando terrorista que reside en el lugar, en Londres está la coronel británica Katherine Powell (Helen Mirren), que después de seis años de seguimientos ha logrado hallar una casa donde se reunirán cinco temibles yihadistas, incluidos dos ciudadanos británicos y un estadounidense. Desde un centro de mando la coronel dirige la Operación Egret, combina inteligencia de tierra en Kenia, vigilancia por satélite desde Hawai y, sobre todo, un dron equipado con misiles que es controlado desde Nevada por el oficial Steve Watts (Aaron Paul). La misión es capturar, no eliminar, a los cinco terroristas. La autorización final del asalto está a cargo del general Frank Benson (Alan Rickman), que a su turno debe consultar con un ministro británico, James Willett (Iain Glen), el fiscal general y una abogada de derechos civiles Angela Northman (Monica Dolan), que ha de servir como testigo. Todos los hombres preparados en terreno, importante es el trabajo del agente Jama Farah (Barkhad Abdi), deben esperar las decisiones de este pequeño grupo reunido en un elegante salón de Londres, por donde pasan todas las complejidades de la acción militar: alcance de las órdenes, certidumbre del blanco, apego a la ley, conveniencia política, daños colaterales, opinión pública. Tendrá importancia clave una niña keniana vendedora de pan en la calle, Alia (Aisha Takow).
El guión de Guy Hibbert (“Omagh” o “Cinco minutos de gloria”) es explotado con gran sentido del ritmo los muchos escenarios donde se deben tomar las decisiones de lo que va ocurrir en Nairobi, aportando un gran sentido de modernidad con videoconferencias en las que acontecen tensas discusiones, con imágenes de satélite espías, con la mención de la importancia de hoy día de Youtube, con la acción sobre el comprometido terreno, con gadgets última generación (que me cuesta creer que existan), propios de James Bond, como el colibrí y el escarabajo teledirigido, a través de la mucha información que casi en tiempo real nos llega evoluciona una película con un gran crescendo dramático, que te engancha porque te sientes dentro de la situación teniendo que tomar partido por algunas de las opiniones, todas enfrentadas y todas con sus motivos justificables. Avanza a golpe de thriller con suspense, intriga, dudas, drama latente, donde chocan las ideas contrapuestas de unos y otros, con escasos momentos de acción, pero bien recreados, siendo el fuerte las conversaciones e interrelaciones entre los personajes que en la distacia sideral deben decidir por la vida de otros, sobre si es un pequeño precio a pagar por la seguridad.
Llama la atención en este sentido como los políticos son mostrados como volubles, como inseguros, como movidos por el qué dirán de si se filtran los hechos a wikileaks o al youtube. En realidad al final te encuentras con muchas preguntas y ninguna respuesta, una eterna discusión sobre la ética de las guerras, de los daños colaterales necesarios, sobre que en las guerras siempre ha habido y habrá víctimas Inocentes, sobre que es moral y que no lo es, sobre si es mejor inhibirse y no actuar, es como si el 11-S en USA se hubieran planteado derribar uno de los avión antes de llegar a su destino, pues seguro que habría que pensaría que si y otros que no. Explora con vigor los múltiples enfoques del asunto que enriquecen el drama, generando un sano debate moral, siendo crítico con todos con los militares (por su afán de beligerancia) y con los políticos (por su inseguridad, indecisiones, y cobardía por el que dirán si se enteran), te hace reflexionar sobre donde está el límite moral de nuestras acciones, sobre si es mejor dejarlo pasar y arriesgarse a algo peor (o no), sobre (como bien dicen) justificar el asesinato de unas pocas personas, entre ellas algún inocente, a manos de los “buenos”, para evitar una matanza aún peor, o es mejor dejar que los “malos” hagan su carnicería, así solo serian los “malos los responsables del atentado, de la muerte de inocentes, o no, porque los “buenos” pueden ser responsables al no evitarlo preventivamente, es decidir no lo mejor, si no entre lo malo y lo muy malo. (sigue en spoiler)
El centro del relato es el suburbio de Eastleigh, en Nairobi (Kenia), controlado por las milicias yihadistas de Al-Shabab, uno de los más peligrosos ejércitos terroristas de África. Hay una operación internacional para acabar con un comando terrorista que reside en el lugar, en Londres está la coronel británica Katherine Powell (Helen Mirren), que después de seis años de seguimientos ha logrado hallar una casa donde se reunirán cinco temibles yihadistas, incluidos dos ciudadanos británicos y un estadounidense. Desde un centro de mando la coronel dirige la Operación Egret, combina inteligencia de tierra en Kenia, vigilancia por satélite desde Hawai y, sobre todo, un dron equipado con misiles que es controlado desde Nevada por el oficial Steve Watts (Aaron Paul). La misión es capturar, no eliminar, a los cinco terroristas. La autorización final del asalto está a cargo del general Frank Benson (Alan Rickman), que a su turno debe consultar con un ministro británico, James Willett (Iain Glen), el fiscal general y una abogada de derechos civiles Angela Northman (Monica Dolan), que ha de servir como testigo. Todos los hombres preparados en terreno, importante es el trabajo del agente Jama Farah (Barkhad Abdi), deben esperar las decisiones de este pequeño grupo reunido en un elegante salón de Londres, por donde pasan todas las complejidades de la acción militar: alcance de las órdenes, certidumbre del blanco, apego a la ley, conveniencia política, daños colaterales, opinión pública. Tendrá importancia clave una niña keniana vendedora de pan en la calle, Alia (Aisha Takow).
El guión de Guy Hibbert (“Omagh” o “Cinco minutos de gloria”) es explotado con gran sentido del ritmo los muchos escenarios donde se deben tomar las decisiones de lo que va ocurrir en Nairobi, aportando un gran sentido de modernidad con videoconferencias en las que acontecen tensas discusiones, con imágenes de satélite espías, con la mención de la importancia de hoy día de Youtube, con la acción sobre el comprometido terreno, con gadgets última generación (que me cuesta creer que existan), propios de James Bond, como el colibrí y el escarabajo teledirigido, a través de la mucha información que casi en tiempo real nos llega evoluciona una película con un gran crescendo dramático, que te engancha porque te sientes dentro de la situación teniendo que tomar partido por algunas de las opiniones, todas enfrentadas y todas con sus motivos justificables. Avanza a golpe de thriller con suspense, intriga, dudas, drama latente, donde chocan las ideas contrapuestas de unos y otros, con escasos momentos de acción, pero bien recreados, siendo el fuerte las conversaciones e interrelaciones entre los personajes que en la distacia sideral deben decidir por la vida de otros, sobre si es un pequeño precio a pagar por la seguridad.
Llama la atención en este sentido como los políticos son mostrados como volubles, como inseguros, como movidos por el qué dirán de si se filtran los hechos a wikileaks o al youtube. En realidad al final te encuentras con muchas preguntas y ninguna respuesta, una eterna discusión sobre la ética de las guerras, de los daños colaterales necesarios, sobre que en las guerras siempre ha habido y habrá víctimas Inocentes, sobre que es moral y que no lo es, sobre si es mejor inhibirse y no actuar, es como si el 11-S en USA se hubieran planteado derribar uno de los avión antes de llegar a su destino, pues seguro que habría que pensaría que si y otros que no. Explora con vigor los múltiples enfoques del asunto que enriquecen el drama, generando un sano debate moral, siendo crítico con todos con los militares (por su afán de beligerancia) y con los políticos (por su inseguridad, indecisiones, y cobardía por el que dirán si se enteran), te hace reflexionar sobre donde está el límite moral de nuestras acciones, sobre si es mejor dejarlo pasar y arriesgarse a algo peor (o no), sobre (como bien dicen) justificar el asesinato de unas pocas personas, entre ellas algún inocente, a manos de los “buenos”, para evitar una matanza aún peor, o es mejor dejar que los “malos” hagan su carnicería, así solo serian los “malos los responsables del atentado, de la muerte de inocentes, o no, porque los “buenos” pueden ser responsables al no evitarlo preventivamente, es decidir no lo mejor, si no entre lo malo y lo muy malo. (sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Es un relato bien expuesto que asimismo toca tangencialmente sobre si uno debe obedecer ciegamente a sus superiores, sobre si esto le inhibe de culpa, algo ya tratado en los Juicios de Núremberg, donde muchos nazis se escudaron en la deber de obediencia para huir de las culpas, y como he dicho es algo complejo, y no hay solución fácil a problemas difíciles.
Entre sus taras están cierta deje sensiblero, acentuado en la dulzona presentación de la niña y su familia, esto resulta tramposo pues gran parte de la fuerza del argumento reside en que todo lo vemos desde el punto de vista de la coalición militar, el que se nos dé más información es torpedear la idea de que para todos se aun ser anónimo, justo como lo ven desde Londres, Las Vegas, o Nairobi, el darle alma resulta un recurso maniqueo que resta solidez neutral, hecho artero que se maximiza en el sensiblero subrayado del epílogo final. Tampoco se ve una profundización incisiva en el tema, resultan charlas un tanto circulares que en muchos casos bordean la redundancia una vez se ha expuesto lo que se pretende, llegando al simplista paternalismo condescendiente en sus planas conclusiones, quedando algo artificioso todo. Asimismo se quieren dar rasgos humanizadores a los protagonistas que me chirrían un tanto, lo del General Benson comprando una muñeca resultan poco creíble; Lo del ministro con problemas estomacales queda estridente; Como no entiendo que es lo que quiere decir el relato con la imagen de que la General Katherine Powell al principio la veamos acostada con una mujer, es que las mujeres que son militares solo pueden ser lesbianas? Es que las lesbianas son más violentas y menos escrupulosas? No lo entiendo.
Helen Mirren despliega su arsenal de personalidad racial, carácter indómito, frialdad, seguridad en sí misma, una interpretación visceral que dignifica la palabra actriz. Alan Rickman expone su tremendo carisma, su empatía, emite hastío, cansancio vital, pero un gran sentido del deber, buen cierre de carrera para un gran actor, que a lo largo de su carrera mereció más atención. El resto de intérpretes cumplen con corrección, desde una combativa Monica Dolan, un activo Barkhad Abdi, pasando por un indeciso Iain Glein, llegando a Aaron paul
La puesta en escena rezuma realismo, con un notable diseño de producción de Johnny Breedt (“Hotel Rwanda” o “Mandela”), rodando íntegramente en Sudáfrica, recreando con autenticidad allí el barrio de Nairobi, la región de que vemos de UK de Surrey, la base militar de Las Vegas, así como los adustos escenarios de los cuarteles de mando, esto realzado por la estupenda fotografía de Haris Zambarloukos (“Thor” o “Locke”), moviéndose con energía entre los fríos interiores, donde se toman decisiones fías, y los cálidos exteriores del radiante sol, sabiendo combinarse ágilmente con los efectos especiales supervisados por Mickey Kirsten (“Chronicle” o “Sin identidad”), con brillantes tomas aéreas, y el uso de los gadgets, las explosiones, esto conjugado para dar brío a la edición de Megan Hill (“Expediente Anwar” o “X-Men Orígenes: Lobezno”), saltando de escenario vibrantemente.
Interesante propuesta, de las que te hace pensar, aunque le falta poder incisivo. Fuerza y honor!!!
Entre sus taras están cierta deje sensiblero, acentuado en la dulzona presentación de la niña y su familia, esto resulta tramposo pues gran parte de la fuerza del argumento reside en que todo lo vemos desde el punto de vista de la coalición militar, el que se nos dé más información es torpedear la idea de que para todos se aun ser anónimo, justo como lo ven desde Londres, Las Vegas, o Nairobi, el darle alma resulta un recurso maniqueo que resta solidez neutral, hecho artero que se maximiza en el sensiblero subrayado del epílogo final. Tampoco se ve una profundización incisiva en el tema, resultan charlas un tanto circulares que en muchos casos bordean la redundancia una vez se ha expuesto lo que se pretende, llegando al simplista paternalismo condescendiente en sus planas conclusiones, quedando algo artificioso todo. Asimismo se quieren dar rasgos humanizadores a los protagonistas que me chirrían un tanto, lo del General Benson comprando una muñeca resultan poco creíble; Lo del ministro con problemas estomacales queda estridente; Como no entiendo que es lo que quiere decir el relato con la imagen de que la General Katherine Powell al principio la veamos acostada con una mujer, es que las mujeres que son militares solo pueden ser lesbianas? Es que las lesbianas son más violentas y menos escrupulosas? No lo entiendo.
Helen Mirren despliega su arsenal de personalidad racial, carácter indómito, frialdad, seguridad en sí misma, una interpretación visceral que dignifica la palabra actriz. Alan Rickman expone su tremendo carisma, su empatía, emite hastío, cansancio vital, pero un gran sentido del deber, buen cierre de carrera para un gran actor, que a lo largo de su carrera mereció más atención. El resto de intérpretes cumplen con corrección, desde una combativa Monica Dolan, un activo Barkhad Abdi, pasando por un indeciso Iain Glein, llegando a Aaron paul
La puesta en escena rezuma realismo, con un notable diseño de producción de Johnny Breedt (“Hotel Rwanda” o “Mandela”), rodando íntegramente en Sudáfrica, recreando con autenticidad allí el barrio de Nairobi, la región de que vemos de UK de Surrey, la base militar de Las Vegas, así como los adustos escenarios de los cuarteles de mando, esto realzado por la estupenda fotografía de Haris Zambarloukos (“Thor” o “Locke”), moviéndose con energía entre los fríos interiores, donde se toman decisiones fías, y los cálidos exteriores del radiante sol, sabiendo combinarse ágilmente con los efectos especiales supervisados por Mickey Kirsten (“Chronicle” o “Sin identidad”), con brillantes tomas aéreas, y el uso de los gadgets, las explosiones, esto conjugado para dar brío a la edición de Megan Hill (“Expediente Anwar” o “X-Men Orígenes: Lobezno”), saltando de escenario vibrantemente.
Interesante propuesta, de las que te hace pensar, aunque le falta poder incisivo. Fuerza y honor!!!