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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
6
Drama Takeo, una mujer caprichosa de la alta sociedad de Tokio, se aburre con su marido, un hombre tranquilo, que se ha educado en el campo, aunque ahora es ejecutivo de una empresa. (FILMAFFINITY)
27 de marzo de 2011
10 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
91/34(23/03/11) Yasuhiro Ozu se nos expone en este trabajo en todo su esplendor, es un pintor que le encanta realizar cuadros que encumbren lo cotidiano. Sus historias rezuman minimalismo, intimismo y sobre todo cariño. En este caso el argumento es tan nimio, como escaso, es la pequeña historia de un matrimonio japonés en Tokio, Taeko ( Michiyo Kogure ) y Mokichi Satake ( Shin Saburi ), sin hijos, el tiene buen trabajo y ella es ama de casa, está cansada de su marido, lo ve como a un tipo sin iniciativa que ya no le despierta entusiasmo, se junta con amigas, también casadas, con las mismas ideas sobre sus cónyuges, de hecho los llaman coloquialmente <alcornoques>. Es un fresco amargo de un país que acaba de salir de una guerra y se adentra en el futuro, un futuro bueno en lo económico pero con una moral en decadencia, las mujeres se emancipan y piensan por su cuenta, ya no aceptan matrimonios concertados, opinan sobre lo que les gusta comer, engañan a sus maridos y estos son unos pobres tipos que lo aguantan todo estoicamente, es una radiografía muy deprimente de la burguesía. Esta es una obra que le veo muchos tintes de misoginia, la encuentro manipuladora pues los hombres son pintados de un modo que de tan buenazos rozan la idiotez, es una obra a la que el tiempo ha maltratado. Esta realizada con una delicadeza sublime, unos encuadres brillantes que muestran lo que sienten los personajes, pero esto está al servicio de un guión bastante retrógrado que nos viene a decir que el progreso no es bueno para la familia, la mujer debe ser servicial y atenta con el esposo. Ojo, no es que sea mala, es tendenciosa, pero es un tipo de cine distinto, detallista, brillante en su composición de escenas, con una cámara estática casi teatral, colocada a baja altura, para obtener el punto de vista de alguien arrodillado en un tatami, asimismo son múltiples los planos de pasillos, supongo que una metáfora de por donde pasa la vida. Ozu es un cronista de una época, pero tal y como él la ve, disfruta mostrándonos los pequeños placeres de la vida, estA es la moraleja de este film, deja a un lado tus ansias de aventura y conténtate comiendo té con arroz con tú marido, aunque no te guste. Fuerza y honor!!!
TOM REGAN
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