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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
10
Cine negro. Intriga Ned Racine (William Hurt), un joven abogado de Florida, lleva una vida normal hasta que conoce a Matty Walker (Kathleen Turner), una tentadora y sensual mujer casada con un rico hombre de negocios (Richard Crenna). Ned pronto se da cuenta de que Matty es la clase de mujer por la que un hombre sería capaz de todo... (FILMAFFINITY)
25 de agosto de 2016
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
151/09(15/07/16) Obra Maestra del cine negro, cinta que gana a cada visionado, glorioso debut en la dirección del hasta entonces exitoso guionista Lawrence Kasdan (“El Imperio contraataca”, “El retorno del jedi” o “En busca del Arca perdida”), un brillante homenaje al género noir inspirándose libremente en los clásicos de los años 40, coge elementos de “El cartero siempre llama dos veces” (1946) de Tay Garnett, de “Retorno al pasado” (1947) de Jacques Torneaur , y sobre todo de “Perdición” (1944) de Billy Wilder, relato escrito por el propio realizador y Raymond Chandler inspirándose en un relato corto de James M. Cain, titulado “Three of a kind”, estos recursos de historia de perdedores, femme fatale, personajes amorales, codiciosos, envueltos por su desmedida ambición en crímenes, es modernizada en manos de Kasdan, potenciando sobremanera los vínculos sexuales que entrelazan de modo sudoroso y caliente a los protagonistas, manejando de forma espléndida la atmósfera creada para evocar físicamente como hierven sexualmente los cuerpos de los personajes, edificando un clima denso, caluroso, sudoroso, remarcado con camisas empapadas en sudor, el uso constante de ventiladores, de aire acondicionado, o los modos de combatirlo metidos en una bañera llenándola los amantes de hielo o poniéndose sin camisa delante de la nevera abierta, film que fue precursor de un subgénero que proliferó y se pervirtió de modo rancio en los 80, el thriller erótico. Cinta que atrapa desde el inicio en sus ardientes redes, con unos protagonistas maravillosamente definidos, encarnados de modo fascinante por una sensual debutante Kathleen Turner y un desconocido por entonces William Hurt, entre los dos una química arrolladora, con unos secundarios formidables, con una tensión que se puede rasgar, con unos diálogos incisivos, mordaces, con afilados dobles sentidos, un guión prodigioso del propio Kasdan tocado por la varita de lo Divino, con un increscendo dramático absorbente, con giros sorprendentes en su desarrollo, y coronado por un final impactante.

El film te imanta desde su poderoso arranque, una llama difusa de fuego sobre la que surgen los créditos de inicio, bajo turbadores acordes de saxo del maestro John Barry, tras lo que vemos a un tipo a medio vestir mirando en la nocturnidad por una ventana un fuego a lo lejos, la amante que tiene en la cama le pregunta qué a que pertenece, él responde algo que define a su personaje <Es el Hotel Seawater. Mi familia solía comer allí hace 25 años. Lo han quemado para vender el terreno. Probablemente uno de mis clientes>. Relato apasionante maneja de modo memorable los registros del neo-noir, crea una ambientación malsana alrededor de los personajes, una tela de araña invisible, los va a atrapando a todos en sus abrasadoras redes, punzante red tejida por la lujuria desbordante, la ambición autodestructiva, el deseo sexual, te va asfixiando más y más, un microcosmos de seres sombríos regidos por la amoralidad, la falta de escrúpulos, la oscuridad del alma, la sensualidad manejada para manipular, para perturbar. Todo enmarcado extraordinariamente en un clima que le llega al espectador, que como los personajes siente la humedad y el calor que impregna cada fotograma, las altas temperaturas te producen sudor, un aire cargado de un fuego tal que trastorna eróticamente a los protagonistas, con escenas de una sexualidad sublime, sin caer en lo zafio o vulgar, y entonces Kasdan compone un juego soberbio en el que se conjugan deseo sexual y crimen pasional, produciéndose en una fluidez narrativa admirable, con naturalidad, apoyado en diálogos ingeniosos, divertidos, de réplicas y contrarréplicas inteligentes. Una narración subyugadora, que te enreda en su sugestivo entramado de engaños, sexo, pasiones desatadas, crímenes, con viciosas escenas de sexo adelantadas a su tiempo, con desnudos, ello nada gratuito pues el espectador con estas calentorras escenas comprende la química que entrelaza a los personajes.

Actuaciones esplendorosas todas. Empezando por la pareja protagonistas, de la que mana una compenetración salvaje de atracción cuasi-animal, construida en base a miradas, sugerencias, gestos, y unas charlas entre ellos henchidas de aguijón envenenado. Kathleen Turner en su debut en cine realiza una encarnación de femme fatale apabullante, cuasi-etérea flota sobre la pantalla, de una sensualidad suprema, desprende erotismo, lascivia, calor sexual, con voz suave, maneja su hermoso cuerpo de modo sibilino, Magnífica, con una figura, vestimenta y peinado que evoca a otras “leonas” del negro como Barbara Stanwyck y Lauren Bacall, avasalladora su primera aparición (desde la mirada de Ned) vestida toda de virginal blanco, escotada y falda con apertura hasta la rodilla, con el aire ondulando su bella melena abriendo su vestido, esto es lo que embrujó al protagonista. Willian Hurt excelente en su rol de nihilista mujeriego, lacónico, ingenioso, se mueve por la acción con frescura, aporta matices, debilidad, arco evolutivo estupendamente exhibido, cómo su rostro se va agriando, fenomenal. Ted Danson como el amigo de Ned, Peter Lowenstein, lo borda, deja impronta de grande en sus apariciones, con una labia aguda, con toques excelsos de bailarín amateur, gracias al guión y aprovechadas por él con réplicas impresionantes, como cuando le achaca a Ned “Reconozco que te he subestimado. No sé por qué tardé tanto. Utilizas tu incompetencia como arma.>, colosal, o en la espléndida última escena con Ned en el paseo marítimo en la noche, resonante. Richard Crenna está muy bien en su rol de marido de figura poderosa, deja dosis de su viscerabilidad en su poco tiempo en pantalla. Mickey Rourke en un papel secundario deja impronta de actor de raza, despliega una naturalidad y frescura grandiosa. JA Preston cumple en su escaso personaje, funcionando bien con su adusta y dura gestualidad que remarca el sentido del deber del agente policial.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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