Quinto largometraje de la filmografía de Robert Rodríguez con guión de Kevin Williamson, ya saben, el escritor de Scream, Screm 2 y la reciente Scream 4 entre otros proyectos menos conocidos. Creo que la mezcla entre estos dos tipos dio el resultado final que esperaba todo el mundo.

Decía que la mezcla entre director y guionista dio el resultado que esperaba todo el mundo porque se ven clarísimos guiños de uno y otro a lo largo del film: la trama, la descripción de los personajes híper estereotipados y el terror mostrado con situaciones cómicas son muy de Williamson, tanto que el principio de la película podría ser perfectamente Scream 5 o 6, y es que tenemos al capitán del equipo de fútbol, novio (como no) de la jefa de animadoras, al marginado, al guay repetidor, la rara y la que no ha roto un plato como protagonistas.

Mientras que el sello del director queda plasmado en toda la cinta con sus clichés varios, como actores muy ligados a el, con la escasa y desperdiciada aparición de Salma Hayek, su forma tan particular de mostrar las escenas de acción, siempre con ojos mutilados, sangre a chorros y armas de todo tipo. Así como innumerables chistes durante todo el metraje, y es que está película quiere reírse de su propio género de thriller adolescente.

Y Robert Rodríguez para reírse de algo lo exagera al máximo o le da la vuelta, y es lo que hace con el entrenador de fútbol nada más empezar, con la animadora, con la profesora paleta, y con todos en general.

El reparto está muy bien conseguido y para alguno de ellos supuso un salto en sus carreras, como Elijah Wood (futuro Frodo en el Señor de los Anillos) y Josh Hartnett (Black Hawk Dawn, Pearl Harbor, etc.) La película recaudó un total de 40 millones de dólares con un presupuesto de 15 millones por lo que la experiencia se puede considerar un gran éxito para un film de este tipo.