Uno de los integrantes de los Monty Python, Terry Jones dirige esta película que no forma parte del conjunto global de la obra del grupo, sino que se sitúa entre las actividades, por así llamarlas, "laterales" de los miembros de tan insigne pandilla. Aquí el protagonismo recae sobre un jovencísimo Tim Robbins en el papel de Erik, un vikingo que se embarca en una inverosímil aventura, la cual empieza bastante bien (los primeros veinte minutos son puro Monty Python) y deriva en un maremágnum de surrealista inconsecuencia que renuncio a tratar de explicar, en primer lugar, porque cometería solemne acto de spoiler y en segundo, porque a día de hoy y después de haber visto la peli tres o cuatro veces, todavía no he acabado de entenderlo.

Si se es fan del humor del combo inglés, hay perlitas apreciables como el cachondeo de los tópicos vikingos -el Valhalla, el Ragnarok, la fama de saqueadores y violadores, etc...- pero para los neófitos no constituye de ninguna manera una iniciación recomendable al mundo Python, de modo que pueden abstenerse tranquilamente y dedicarse a visionar otras obras muy superiores como "La vida de Brian".