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Voto de The Motorcycle Boy:
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Drama. Intriga
En 1964, en una parroquia del Bronx, un apasionado y carismático sacerdote, el padre Flynn (Seymour Hoffman) intenta cambiar las rígidas normas del colegio, que durante años han sido celosamente salvaguardadas por la hermana Aloysius Beauvier (Meryl Streep), una estricta directora que cree firmemente en el poder de la disciplina. Soplan vientos de cambio político; prueba de ello es que el colegio ha aceptado al primer alumno negro, ... [+]
5 de marzo de 2009
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Corre el año 1964. Ha pasado un año desde el asesinato de Kennedy. En el mundo occidental hay una cierta sensación de que las cosas están cambiando, avanzando para mejor, dejando atrás la visión de una vida conservadora y estricta. No en vano, estamos cerca del Mayo del 68. En este contexto se sitúa La Duda. La historia transcurre en la escuela católica St. Nicholas, en el barrio neoyorquino del Bronx. También allí dentro parece que los tiempos están cambiando como cantaba Bob Dylan ese mismo año. Sin embargo, hay alguien que se resiste a acceder a esos nuevos cambios. Ella es la hermana Aloysius Beauvier, interpretada magistralmente por Meryl Streep, directora de la escuela. Es una mujer estricta, dura, con mano de hierro, intolerante y fría. Una mujer que se siente atacada tras la llegada de un nuevo sacerdote a la parroquia, el padre Flynn, interpretado también maravillosamente por Phillip Seymour Hoffman. El padre Flynn representa la llegada de aire fresco. Un sacerdote carismático, un sacerdote que parece agradar a los feligreses. Un hombre con atípicos sermones. Un hombre que, vaya horror, escribe con bolígrafo y se permite cantar hasta canciones no religiosas en Navidad. Un hombre preocupado por sus alumnos, atento, cercano. Un hombre nada parecido a la dura directora de la escuela.
Tras la presentación de este contraste de caracteres, de este contraste de épocas, de este contraste de maneras de entender la vida, aparece en escena la hermana James, interpretada grandiosamente, como no, por Amy Adams. Una inocente joven, también profesora en la escuela, que da la voz de alarma. Según ella, uno de sus alumnos, Donald, el primer muchacho negro en la historia de la escuela, muestra señales de sufrir un acoso por parte del padre Flynn, quién mima y atiende cálidamente al joven muchacho. Una simple llamada al despacho del sacerdote. Una simple mala cara en medio de una clase. Una toalla en una taquilla. Suficientes motivos, cree pensar la hermana James, para dar la voz de alarma a su superiora. Ésta, esperando su oportunidad, se lanza ferozmente contra el sacerdote. Abre una campaña en su contra en la que todo vale. Mentiras, calumnias, manipulaciones. Nadie sabe con certeza qué ocurrio. Simplemente ella tiene la seguridad (o quiere tenerla) de que el padre Flynn es un pederasta que ha abusado de un alumno y, por tanto,el fin justifica los medios.
Tras la presentación de este contraste de caracteres, de este contraste de épocas, de este contraste de maneras de entender la vida, aparece en escena la hermana James, interpretada grandiosamente, como no, por Amy Adams. Una inocente joven, también profesora en la escuela, que da la voz de alarma. Según ella, uno de sus alumnos, Donald, el primer muchacho negro en la historia de la escuela, muestra señales de sufrir un acoso por parte del padre Flynn, quién mima y atiende cálidamente al joven muchacho. Una simple llamada al despacho del sacerdote. Una simple mala cara en medio de una clase. Una toalla en una taquilla. Suficientes motivos, cree pensar la hermana James, para dar la voz de alarma a su superiora. Ésta, esperando su oportunidad, se lanza ferozmente contra el sacerdote. Abre una campaña en su contra en la que todo vale. Mentiras, calumnias, manipulaciones. Nadie sabe con certeza qué ocurrio. Simplemente ella tiene la seguridad (o quiere tenerla) de que el padre Flynn es un pederasta que ha abusado de un alumno y, por tanto,el fin justifica los medios.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
En medio de éste ataque feroz, entra en escena un personaje importantísimo para entender la historia, la madre de Donald, interpretada (otra vez) magistralmente por Viola Davis. Una mujer que confiesa el detalle principal. La homosexualidad de su hijo. Las vejaciones que el chico ha sufrido por parte de su padre. La desgraciada vida que ha llevado el chico hasta ahora. A ella no le preocupa si su hijo sufre abusos por parte del sacerdote, simplemente es, quizás, la única persona que se ha preocupado por él, que es humana con el muchacho, quizás porque él también tuvo una infancia similar.
La duda es una película de actores. Unos actores de la talla de Meryl Streep, Seymour Hoffman, Amy Adams y Viola Davis. Todos perfectos en sus interpretaciones. Unos actores que nos mantienen en vilo, en tensión, unos actores a los que no les hace falta nada más que un buen guión con unos diálogos extraordinarios. Pues La Duda no es más que eso, una gran película basada en sus actores y sus diálogos.
No es un film de intriga que espera hasta el momento final para demostrarle al espectador lo que realmente ocurrió. Para despejarle la ‘duda’. Simplemente deja una lectura abierta. Pero por encima de ello, deja una reflexión acerca de los caracteres de las personas. De su manera de entender la vida. ¿Es suficiente motivo, para creer que el sacerdote ha abusado del alumno, el tener una postura humana y un trato cálido y calmo?, ¿Siendo duros, rígidos e intolerantes estamos libres de pecado?. Una reflexión de lo rancio que, aún hoy, saben los métodos eclesiásticos. Una reflexión acerca de que los tiempos en la Iglesia están cambiando, o quizás no tanto.
La duda es una película de actores. Unos actores de la talla de Meryl Streep, Seymour Hoffman, Amy Adams y Viola Davis. Todos perfectos en sus interpretaciones. Unos actores que nos mantienen en vilo, en tensión, unos actores a los que no les hace falta nada más que un buen guión con unos diálogos extraordinarios. Pues La Duda no es más que eso, una gran película basada en sus actores y sus diálogos.
No es un film de intriga que espera hasta el momento final para demostrarle al espectador lo que realmente ocurrió. Para despejarle la ‘duda’. Simplemente deja una lectura abierta. Pero por encima de ello, deja una reflexión acerca de los caracteres de las personas. De su manera de entender la vida. ¿Es suficiente motivo, para creer que el sacerdote ha abusado del alumno, el tener una postura humana y un trato cálido y calmo?, ¿Siendo duros, rígidos e intolerantes estamos libres de pecado?. Una reflexión de lo rancio que, aún hoy, saben los métodos eclesiásticos. Una reflexión acerca de que los tiempos en la Iglesia están cambiando, o quizás no tanto.