Terminando de ver “Сталкер” (Stalker – 1979) de Andréi Tarkovski con Aleksandr Kaidanovski, Anatoli Solonitsyn, Nikolái Grinkó, Alisa Freindlich, entre otros. Película soviética de ciencia ficción, fantasía y “cyborg-post-apocalíptica-infernal” considerada de culto y traducida como “La Zona”; ha sido llamada “una de las mejores películas dramáticas de la segunda mitad del siglo XX”; basada libremente el libro “Picnic Extraterrestre” (1971) de los hermanos Arkadi y Borís Strugatski; por lo que hay una enorme distancia entre el guión y la novela original; y se convierte en una especie de parábola sobre la falta de fe del hombre; donde seguimos el viaje de un hombre conocido como un “acosador” o “stalker”, que guía y enseñar a los curiosos el lugar en donde se cree, un meteorito hizo impacto, y dotó a sus pobladores de alrededores, de increíbles poderes, como el de conceder deseos a todo el que logre ingresar... pero esa “zona” se encuentra fuertemente custodiada por militares, por lo que esta vez, el “stalker” deberá valerse de su ingenio para burlar a los guardias, y conseguir penetrar junto a un escritor y un profesor, 2 curiosos en busca de respuestas. Así, el trío viaja a través de áreas desconcertantes, llenas de los escombros de la sociedad moderna, mientras se involucran en muchos argumentos existencialistas, al tiempo que surgen interesantes reflexiones y discusiones entre el científico, el escritor y el acosador. El filme fue víctima de un accidente en la máquina de revelado de negativos de los estudios Mosfilm, que acabó con la mayor parte de la película original, y ante la negativa del Comité Estatal para La Cinematografía de La URSS de compensar las pérdidas, Tarkovski redimensionó la película en 2 partes; donde para la primera emplearía el material salvado, y para la segunda, consiguió una ampliación del presupuesto original; sin embargo, el filme resultó en un metraje de casi 3 horas... por lo que es una película contemplativa, intimista, con un tiempo muy pausado, donde los diálogos y la atmósfera inquietante que logra trasmitir el director, son las que crean la tensión durante ese interesante viaje. Como dato, el film contiene escenas en sepia, cuando no se está en “La Zona”, por lo que el color sólo se revela en el misterioso lugar. Por otro lado, se muestra la estética usual de Tarkovski, además de intrigante, técnicamente compuesta por tomas muy largas, intensamente elaboradas, con movimientos de cámara muy lentos y sutiles, rechazando el uso de montajes rápidos, con imágenes de mucha carga poética que se presta para la interpretación y el debate, con diálogos y poemas filosóficos, muchos pertenecientes al padre del director, Arseni Tarkovski; así como de Fiódor Tiútchev, Dào Dé Jing, del Apocalipsis y del Evangelio según San Lucas. Todo ello ensamblado en una sinfonía de imágenes que nos provoca preguntarnos seriamente: ¿Quiénes somos? ¿Cuál es nuestro papel en La Tierra? ¿Qué verdades funestas o sublimes esconden nuestros deseos reprimidos?, etc. Pero tiene en contra que la película es demasiado lenta y aburrida, donde la acción y la ciencia ficción es nula, y la fantasía no es asombrosa; por lo que el director se defendió diciendo: “Aquellos que buscan un significado mientras lo ven, lo perderán todo. Mi espectador ideal, verá la película como un viajero que observa el país que está visitando” y en el fondo, el filme explora los recuerdos, temores, fantasías, pesadillas, impulsos paradójicos, y un anhelo por algo que, al mismo tiempo, está fuera de nuestro alcance y, sin embargo, es intrínseco a todos nosotros; donde la misteriosa habitación o “cuarto de los deseos” dentro de “La Zona”, funciona perfectamente como alegoría de la infructuosa y vana búsqueda de los seres humanos por encontrarle sentido a algo que no lo tiene, o que tal vez no ha podido descubrir, debido a la precipitación o al desapego por lo poco de humanidad que aún subsiste en su agitado y conflictivo intelecto. Mientras que en la forma, el filme tiene mucho en común con “The Wizard Of Oz” (1939) con los cambios de color/sepias, el viaje, el lugar mítico, la niña con poderes, etc. Como dato, “La Zona” de la película, se inspiró en un accidente nuclear que tuvo lugar cerca de Chelyabinsk en 1957, donde varios cientos de kilómetros cuadrados fueron contaminados por el descuido y el abandono; por lo que no hubo ninguna mención oficial de esta “zona prohibida” en ese momento del rodaje. Otro dato, es que el desastre de Chernóbil, que ocurrió 7 años después de que se filmó la película, llevó a la despoblación en el área circundante, oficialmente denominada “Zona de Alienación”, muy parecida a la estética de “La Zona” de la película; tanto que algunas de las personas empleadas para cuidar la planta de energía nuclear abandonada, se refieren a sí mismas como “acosadores”; pero ahí no acaba la ironía, pues al menos 3 miembros de la producción, incluido el actor Anatoliy Solonitsyn, el director Andréi Tarkovski y su esposa/directora asistente, Larisa Tarkovskaya, murieron de cáncer como resultado de la contaminación química que se encontró en Estonia. No es spoiler, pero la última escena de la película, que ha sido tildada erróneamente por muchos como un “milagro” o un “poder sobrenatural”; no es nada de eso, sino que Tarkovski nos muestra lo sucedido a través de los ojos de la niña, que al igual que su padre, el “stalker” tiene la “rara” capacidad de creer, aunque el suceso en sí no encierre ningún misterio, ya que es muy similar a uno que se produce en los primeros minutos del filme... “Deja que todo lo que ha sido planeado se haga realidad. Déjalos creer”
RECOMENDADA.
NO tendrá nota en Lecturas Cinematográficas
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