Esta es la horrible e increíble historia delictiva de John Reginald Halliday Christie, el necrófilo que estranguló y violó al menos a 7 mujeres en su casa en el 10 Rillington Place en Notting Hill, Londres; siendo un caso que sacudió a Inglaterra y al mundo civilizado, sobre todo por el trágico error judicial que involucró a Timothy Evans.
El filme de Richard Fleischer forma parte de una serie de películas suyas sobre casos de asesinatos en la vida real; y aunque no tuvo mucho éxito en taquilla, ahora está siendo mejor valorada por sus elementos de indudable interés.
Técnicamente tiene un tratamiento sombrío y eficiente, con un buen uso de la luz, la puesta en escena y las actuaciones de Richard Attenborough como Christie y John Hurt como Evans; el primero con un semblante que bien pudo inspirar a Hannibal Lecter, y el segundo con un patetismo e inocencia como víctima de un error del sistema, como un analfabeta total en contraste con Christie; ambos están soberbios, como un “tour de forcé” en cada aparición juntos.
Todo ello hace que la película sea poderosa y convincente, sin olvidar que es una declaración muy devastadora sobre La Pena Capital; pues muestra la preparación y los asesinatos de una manera demasiado inquietante, generando mucho suspenso, al tiempo que los encuadres, las miradas, gestos y diálogos hacen que el filme llegue al nivel del terror más insoportable, jamás imaginado y que campa tranquilo justo “al lado como buen vecino”; y sin nada de “gore”, es decir, nada gráfico al punto que no se muestra sangre… por lo que en su fondo, el filme lleva mucho a la reflexión; pero tiene en contra la falta de información en cuanto el trascurso del tiempo, y uno no sabe bien en qué momento ocurrió qué, y cuanto tiempo ha pasado; sin embargo, eso no quita el visionado de un filme que tiene que ser revalorizado.
“Es la cuestión moral lo que me preocupa, la muerte, no importa cuán rudimentaria sea”
RECOMENDADA.
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