Haz click aquí para copiar la URL
España España · BARCELONA
Voto de DIEGO:
8
Drama Cuatro profesores de instituto se embarcan en un experimento sociológico en el que cada uno de ellos deberá mantener la tasa de alcohol en su cuerpo al mismo nivel, durante su vida diaria, intentando demostrar de esa manera que pueden mejorar en todos los aspectos de su vida. (FILMAFFINITY)
13 de abril de 2021
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fantástica película la última de Thomas Vinterberg. Lo primero que quiero señalar es la magnífica interpretación de todo el reparto, con especial mención a sus cuatro actores protagonistas, y, entre ellos, a Mads Mikkelsen, que está realmente sublime; aquí nos llega a sorprender aún más. Pues estos cuatro amigos acaparan la película llevando a cabo un experimento con el elixir de la felicidad: el alcohol. Podría haber sido cualquier otro elemento: una droga, una medicina, una afición obsesiva... Algo en definitiva que ayudara a que sus vidas recibieran una inyección de fuerza, de motivación, de autoestima, moral, alegría -no euforia impostada- para continuar adelante. Este proceso lo contemplamos en el film a través del apático y desanimado Martin (Mikkelsen), en quien se centra principalmente. Todo comienza en una cena de lujo que los cuatro mantienen para celebrar los 40 años de Nikolaj (Magnus Millang Sorensen). Los caldos servidos hubieran hecho la delicia del afamado crítico norteamericano Robert M. Parker, que llega a mencionar el sumiller al hablar de la elección de un borgoña 97 puntos Parker. El caso es que Martin solo bebe agua o naranjada, quizá el personaje que desde el comienzo vemos más deprimido. Los otros parecen llevar una vida corriente -una gran aspiración, a mi juicio-. El homenajeado puede costearse esa cena tan cara porque parece ser que su mujer es rica. Es él quien comenta que existen estudios científicos que demuestran que nacemos con un 0,05 % menos de alcohol en la sangre, con una consiguiente repercusión anímica deficitaria. Martin comienza a beber en la cena, y finalmente todos se ponen de acuerdo para llevar a cabo el experimento que demuestre la descompensación que provoca esa carencia de alcohol en vena. Es lo único que voy a desvelar de la trama, que transcurre durante los 10 primeros minutos de película. Ya es sabida por las abundantes sinopsis, imagino. A partir de aquí vamos viendo la evolución de los personajes ingiriendo toda clase de alcohol. El caso es que se pone de manifiesto el vacío existencial, que ya intuíamos en Martin, y su milagrosa cura etílica. También vemos las andanzas de los otros tres amigos, que no le van a la zaga. Y aquí ya deberíamos detenernos en la trama aparente para sumergirnos en el profundo análisis existencial que Vinterberg practica en su film. Desde luego, pienso que hubiera hecho también las delicias de Kierkegaard, pero a nivel filosófico, no enólogo. O es que Vinterberg había bebido -nunca mejor dicho- del filósofo danés. Todo queda en casa. Y algo sabría del pensamiento de su compatriota. Muestra el guionista y director el vacío de la existencia, de la frustración, del fracaso, que puede padecer el ser humano; de su incompetencia o dificultad a veces para combatirlo; de la ansiedad existencial que solo se supera con la aceptación del fracaso por parte del individuo, aflorando así su capacidad plena de amor a la pareja y a los demás. Capacidad de dar y recibir al fin y al cabo. Este mismo tema se presenta someramente en un examen de filosofía que pasa un alumno durante la película sobre Kierkegaard. La felicidad humana, el equilibrio, la paz interior, el gozo, el dolor, las relaciones personales, la existencia en definitiva, es solitaria, compleja y contradictoria. El alcohol y otras escapatorias a veces la hacen más llevadera, por supuesto, más feliz, más desinhibida, hace saltar por los aires incluso los conflictos que atenazan las relaciones personales más cercanas, incluso pueden ayudar a ponerles remedio. Pero no olvidemos que estamos bajo los efectos de una hipnosis exterior y que nuestro interior continúa desolado, y que ningún producto químico ni artificioso lo va a llenar. Y no entro ya en cuestiones colaterales, como las adicciones, los juicios de valor, la falsa alteración de la conducta, la autodestrucción, que también aparece en el film. Pienso que de todo ello nos quiere hablar Vinterberg en su película, que no paralizó y sacó adelante a pesar de la muerte de su hija Ida, de 19 años, y de su exmujer, una semana antes de comenzar el rodaje, en un accidente de circulación. Nuestra vida, o la de algunos, supongo -hay quien tiene suerte o está muy bien formado- en ocasiones, precisa de un enorme revolcón; necesita de un vaciado íntegro para reponerse con energía renovada, de una fortaleza no viciada, del respeto hacia uno mismo, de una autoestima que se apropie de frustaciones y fracasos, remediándolas o aceptándolas sin vergüenzas ni cortapisas. Y entonces, ¡camarero, póngame "otra ronda" de lo que quiera!, que bienvenida será. Seguramente me alegrará, pero no irá más allá. Puede parecer una película sencilla, y, con el drama puesto, hasta puedes reír o sonreír con ella, con las vivencias de sus protagonistas: tan cercanos, tan reconocibles, tan amigos. Pero la felicidad no está para experimentos, sí para alcanzarla a ratos, inolvidables siempre. Y como cineasta contar todo esto en un par de horas, recreando una historia casi inverosímil pero tan creíble a la vez, pienso que es muy difícil de hacer. Y Vinterberg, rodeado de su equipo, lo consigue. Es un canto a la vida y a la esperanza, sin dejar de ignorar la dificultad que conlleva la existencia y el equilibrio vital. Me recuerda el final a "Maridos", la película de Cassavetes, sin que pueda desvelar nada al respecto. Hace tiempo ya que el cineasta se olvidó de las normas del Dogma, movimiento en el que militó durante años. Y rueda aquí con una maestria aprendida con oficio, con las herramientas que precisa en todo momento para filmar lo que quiere y como lo quiere, huyendo del constreñimiento de aquel. Con mucha naturalidad, como acostumbra; todo el film con steadycam, del todo justificable para dar más agilidad al ritmo que impone desde el principio y que mantiene hasta el final con un eficaz montaje. Todo fluye. Una película apoyada en un espléndido guion en el que participó también Tobias Lindholm. Y por supuesto, una brillante dirección.
DIEGO
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow