Al más puro estilo de los filmes de Universal de los años 40, el director Ishiro Honda ofrece 2 monstruos por el precio de uno.
Sin dudas, esta película constituye toda una curiosidad. Tiene todos los ingredientes necesarios para ser un producto digno de Ed Wood: presupuesto ínfimo, lo que se traduce en desastrosos efectos especiales (monstruos muy mal caracterizados, ciudades y construcciones que se nota que son maquetas, tanques que se notan que son juguetes, espacio exterior groseramente escenificado, etc.), toque de humor excesivos y cargantes, indígenas pesimamente caracterizados, conductores de noticiarios que parecen relatar un evento deportivo, etc. Sin embargo, al realizar semejante mezcla resulta un producto entretenido y con una positiva sensación final.
A modo de anécdota, es muy conocida la leyenda según la cual, dado el contexto político de la época (la guerra fría estaba en su mayor apogeo), se realizaron 2 versiones del filme: una para occidente y otra para Japón, cada una con distinto vencedor.