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Voto de pancho carilao:
6
Terror. Ciencia ficción. Thriller Londres es un cementerio. Las calles antes abarrotadas están ahora desiertas. Las tiendas, vacías. Y reina un silencio total. Tras la propagación de un virus que acabó con la mayor parte de la población de Gran Bretaña, tuvo lugar la invasión de unos seres terroríficos. El virus se difundió, tras la incursión en un laboratorio, de un grupo de defensores de los derechos de los animales. Transmitido a través de la sangre, el virus produce ... [+]
29 de noviembre de 2007
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si la luz se apaga mientras estamos de compras en el supermercado (en el pasillo de los chocolates, por poner un ejemplo aún más tentador) o si al salir del banco, después de cobrar un cheque, constatamos que el cajero nos entregó más del doble de lo debido, en ese preciso instante surgirá una línea que quizás crucemos o no. Por tanto, no es necesario que un virus infecte a nuestros vecinos convirtiéndolos en mutantes o que el avión en que viajamos se caiga en una isla misteriosa transformándonos en un grupo de náufragos aéreos que se sacan los ojos con tal de imponer su liderazgo, para poner a prueba nuestro estado de naturaleza. En fin, esta película toca uno de los temas entretenidos tanto en la literatura (recuérdese "Ensayo sobre la ceguera" de Saramago o "La Danza de la muerte" de Stephen King) como en el cine: personas comunes que de súbito se ven expuestas a sobrevivir en un mundo en el cual ya no existe la ley (sin contar la ley del más fuerte, por supuesto). En este caso, el protagonista de la historia será perseguido por veloces mutantes que pululan en una Inglaterra asolada por un virus letal. La película, apoyada por una hermosa fotografía (circunstancia no tan extraña en este tipo de películas: véanse los primeros tres minutos de "El último hombre vivo") cumple a cabalidad con el rol de entretener. Sin embargo, a mi juicio, algo pasa un poco antes de finalizar la historia lo que impide que estemos ante un nuevo clásico del género y que me hace pensar que esa prueba en la cual copiamos cuando el profesor por un momento salió de la sala de clases o que ese golpe que estuvimos a punto de propinarle a un automovilista que casi nos chocó, son vías mucho más factibles (y a veces más terroríficas que cien litros de sangre por minuto) para adentrarnos en el ya conocido estado de naturaleza.
pancho carilao
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