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España España · O Carballiño
Voto de odaesu:
9
Thriller. Acción. Drama Batman/Bruce Wayne (Christian Bale) regresa para continuar su guerra contra el crimen. Con la ayuda del teniente Jim Gordon (Gary Oldman) y del Fiscal del Distrito Harvey Dent (Aaron Eckhart), Batman se propone destruir el crimen organizado en la ciudad de Gotham. El triunvirato demuestra su eficacia, pero, de repente, aparece Joker (Heath Ledger), un nuevo criminal que desencadena el caos y tiene aterrados a los ciudadanos. (FILMAFFINITY) [+]
22 de agosto de 2008
62 de 80 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pocas películas han generado tantas expectativas como esta. En tan comprometida situación otros filmes han causado la decepción masiva. No es el caso de El Caballero Oscuro. Estamos ante la primera obra maestra en la historia del cine de superhéroes.

Christopher Nolan ha hecho añicos el “mito Burton”. Si con Batman Begins (2005) conseguía estar a la altura de Batman (1989) y Batman Returns (1992), con The Dark Knight ha hecho historia. Vence y convence, por guión, por dirección, por interpretación y sobre todo por ambición. A Tim Burton no le interesaba ahondar en la vertiente social y moral del cómic, solo quería contar una historia, una preciosa historia gótica, y lo hacía a las mil maravillas. Nolan va más allá. La cinta es un cruce entre cine político y thriller psicológico (con reminiscencias del cine mafioso) que refleja toda la corrupción y el miedo que se han apoderado del planeta. Pero para llevar a cabo esto, Christopher Nolan ha pecado de pensamiento, palabra y omisión. Ha humanizado al Joker, a Dos Caras, a Gordon y a Gotham City. De tal forma, que frente al barroquismo de Tim Burton y Joel Schumacher, Nolan da paso a una estética urbana y realista. Gotham ya no es Gotham, es Nueva York, es Madrid, es Londres: el caos es universal. El Caballero Oscuro es un hijo de su tiempo, una era convulsa marcada a sangre por el 11-S, donde el miedo y el terror libran una batalla a vida muerte, donde la irracionalidad del terrorismo es aprovechada por algunos individuos para crear el desconcierto y dividir a la sociedad, provocando en última instancia la anarquía y la autodestrucción (los ferrys).

Sin embargo, y sin desestimar rotundamente la máxima de Hobbes (“el hombre es un lobo para el hombre”), y después de habernos mostrado la degeneración de la democracia, el director abre un hueco al optimismo: mientras haya caballeros, oscuros (Bruce Wayne) o luminosos (Harvey Dent), dispuestos a luchar por la supervivencia de la libertad y mientras un rayo de esperanza surque el firmamento, la guerra no estará perdida. La vida frente al caos, los ideales frente a la violencia indiscriminada.

Y si todo esto es posible, es en gran medida gracias a un reparto espectacular como pocos (Bale, Caine, Oldman, Gyllenhaal, Freeman y Eckhart), en el que destaca por encima de todo y de todos, la penúltima interpretación de Heath Ledger. Su Joker resulta tan repulsivo como hipnótico, asusta tanto como atrae, en su locura uno reconoce los más bajos instintos humanos, no tiene nada que perder porque nada tiene, así que la irracionalidad de sus actos solo busca instituir un mundo lo más parecido al Apocalipsis donde su comportamiento demente sería la norma general. Tras la muerte de Heath todo el mundo ha mirado a River Phoenix y James Dean, sin embargo su referente, por la fuerza y la melancolía de sus gestos, de sus miradas, de sus palabras masculladas, es Marlon Brando, otro animal de ojos tristes y rostro serio.
odaesu
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