De modo que el pequeño de las pecas durante toda la proyección sueña y anhela con afán ser adoptado, incluso está dispuesto a enemistarse con sus propios hermanos, y cuando le llega lo rechaza con desdén. Pero no menos increible la actitud de los que iban a ser sus padres adoptivos, toda la película discutiendo y rozando el divorcio sobre adoptar o no y cuando les rechazan se comportan como autómatas y lo encajan sonriendo. Lo dicho, pura ficción alejada años luz de la realidad, pero la ficción bien tratada es aceptable, esta es infantil y desagradable.

Tuve la mala suerte de ver esta película a solas, y cuando la escena de los tres ancianos corriendo por la ladera, no pude pedirle a nadie que me matara, o al menos que me arrancara los ojos de las cuencas. Que plomada esta escena, inaudito, y pobre de mi hube de tragármela entera.