En esta ocasión no me ha bastado que el tono fuera amable porque el cúmulo de lagunas que se producen durante la narración y añadiendo el sinfín de absurdos y terminando por las más que discretas actuaciones hacen que se siga sin ningún interés y lo único que provoca es indiferencia aunque todo sea demasiado llevadero.
Para empezar se sacan de la manga que un grupo de presidiarios que realizan unas labores en la carcel pueden seguir realizándolas en una prisión sin ninguna seguridad.
Ni realizaban ningunas labores y cuando llegan venga a pensar en que deben invertir el tiempo para una formación.
Y el porqué la decisión de ese benevolente traslado es de lo más surrealista y ridículo.
Todo lo que sigue no puede ser más precipitado y forzado, añadiendo escenas tiernas con un el preso más anciano del lugar para darle sentimentalismo barato.
Al final encuentran la deseada labor que les convertirá en personas decentes y aptas para la vida en la calle, la jardinería será su salvoconducto y ésto provocará las únicas situaciones con cierta gracia viendo la despectiva reacción de los otros presos ante tal desacato a la virilidad masculina.
Lo que más se le puede echar en cara es la falta de carisma de los actores, ninguno aporta lo suficiente para elevar la función, Clive Owen no da la talla con su porte serio en una comedia, al menos en una mediocre, y Helen Mirren intenta adaptarse con una actuación desenfadada pero no demasiado convincente.
Me parece un tropiezo dentro de la buena línea que consigue llevar la comedia británica.