Muy pocas veces en el cine actual se puede uno sentir totalmente integrado y entregado con lo que ocurre en pantalla como ocurre con esta película.
Una de sus mayores virtudes recae en no recurrir a la falsa y fácil solución de querer sorprender, crear incertidumbre o aterrar con recursos facilones y baratos.
En ésta se deja llevar por los acontecimientos, unos hechos que ya de por sí son angustiosos como es el caso de esta historia donde una joven pretende abortar de manera clandestina e ilegal.
Y otra de sus cualidades reside en no hacer un melodrama de este hecho, en no incidir tampoco en la cuestión ética o moral, en no hacer una apología de si está bien o mal, en no caer en la trampa de rebuscar en los cubos de basura como se suele hacer sólo para complacer a mentes calenturientas, sádicas y morbosas.
El mejor ejemplo está en que se consigue uno de los mejores momentos de suspense que yo recuerde en el cine moderno con el dilema y angustia que le supone a la protagonista tener que estar con su novio en el cumpleaños de la madre de éste mientras se cierne la incertidumbre de cómo le irá a su amiga que ha tenido que dejar sola.
Todo está tan perfectamente narrado que es como si ocurriese de verdad,...y la verdad es lo que más impresiona.