Puede ser siempre interesante ver la última de James Wan, director de Saw, por la plasticidad de sus imágenes violentas y su atmósfera de videoclip moderno.

Death Sentence es una película muy bonita sobre las bondades del ojo por ojo, diente por diente. Lástima por su argumento plano, malos malísimos de crueldad exagerada y situaciones llevadas al extremo que son muy artificales cuando no absurdas. El tramo final lo han calcado de Taxi Driver y a La Huida.

Kevin Bacon, que acaba de cumplir 50 y está casi listo para la portada del último disco de Iron Maiden, hace el mejor papel de su carrera, lo cual no dice mucho de su carrera. El resto del reparto no aporta prácticamente nada.

Prescindible.