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Argentina Argentina · S. C. de Bariloche
Voto de Dora:
9
Drama Frida (Laia Artigas), una niña de seis años, afronta el primer verano de su vida con su nueva familia adoptiva tras la muerte de su madre. Lejos de su entorno cercano, en pleno campo, la niña deberá adaptarse a su nueva vida. (FILMAFFINITY)

Seleccionada por España para los Oscar 2018.
12 de marzo de 2018
4 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando vi esta película inmediatamente la relacioné con La Pivellina (Italia 2009). En ambas el personaje principal es una niña que pierde a su madre y que es acogida por una familia con amor y generosidad. Allí termina el parecido, dado que La Pivellina está interpretada por una niña adorable que cumplió dos años mientras se realizaba la película cuyo rodaje duró dos años y el argumento es ficción, en tanto que la protagonista de Verano 1993 tiene seis años, el rodaje duró seis semanas y cuenta un período real de la vida de su Directora. Tal vez la relación mas fuerte entre estas dos películas, es que exponen la vulnerabilidad de los niños frente a la vida con sobriedad, sin caer en el melodrama.

Sobre Verano ya se han escrito muchas críticas favorables, con las que coincido en su mayoría. Destaco la forma en que se refiere a la muerte por efectos del SIDA, en una época en que poco se sabía sobre esta enfermedad y mucho se la temía. Es notable también el trabajo de los actores, que se desarrolla con mucha naturalidad en todas las instancias emocionales que deben expresar. Desde luego que la naturalidad es mérito compartido entre los actores y la dirección, que supo aprovechar sus cualidades. No obstante en este punto hay dos aspectos que me llaman la atención. Uno es la casi inexpresividad de emociones por parte de los familiares de la niña a poco de producirse el deceso de la madre, mientras desarman la casa adonde vivó y preparan su mudanza a la casa de sus tíos. El otro es la personalidad de Frida, la niña huérfana, interpretada por Laia Artigas. Aún comprendiendo el pesar por su pérdida, la incertidumbre ante su futuro, y el estrés de tener que adaptarse a una nueva familia y a un entorno distinto, al igual que otro crítico de este espacio no pude establecer empatía con ella (sí con Paula Robles, que interpreta a su prima de manera entrañable). Tal vez en la actuación de Laia se coló la sensación de niña "importante" que se apoderó de ella en un lapso del rodaje, según comentó Carla Simón en una entrevista.
Es muy buena la fotografía, el encuadre de los paisajes, y la descripción de las costumbres del pueblo adonde vive la nueva familia de Frida, que se lleva a cabo mediante una fluida sucesión de secuencias, algunas fragmentadas pero bien engarzadas en el relato. No me gustó la escena del cabrito degollado, mostrando la muerte de modo muy explícito, aunque seguro fue un hecho verdadero, ya que es común en ambientes rurales que se exponga con crudeza a los niños a la muerte de los animales. Días previos a la Navidad o el Año Nuevo, he visto a niños jugando con un corderito que sería sacrificado en su presencia y comido en esos días festivos.
Finalmente reconozco en Carla Simón su sinceridad, ya que siendo su vida real lo que cuenta, no vacila en exponer los "lados oscuros" de sus primeros tiempos de orfandad, así como también muestra el cariño y la contención que le brindaron sus padres adoptivos, tributándoles así, a mi entender, su agradecimiento.
Dora
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