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España España · Madrid
Voto de GVD:
7
Drama A principios del XIX, durante las guerras napoleónicas, un teniente de húsares del ejército francés, el aristócrata Armand D'Hubert (Keith Carradine), recibe la orden de arrestar al teniente Feraud (Harvey Keitel) por haber participado en un duelo. Feraud, encolerizado, desafíará una y otra vez a D'Hubert durante quince años. (FILMAFFINITY)
14 de mayo de 2007
30 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
La primera película de Ridley Scott se ha convertido hoy en día en un film de culto que va redescubriendo cada vez más gente. Me ha tocado el turno a mí y he de decir que me ha gustado bastante, pero no me vuelve loco.

Scott es un director que me cae antipático, por muy venerado que esté. Me cae mal, sobre todo, por las cagadas con las que me lleva castigando estos últimos años desde que volvió a ser considerado tras "Gladiator", película que me entretiene pero que me deja frío. "Los impostores", "El reino de los cielos" y "Un buen año" son películas más o menos soportables en las que me aburro un montón y no consiguen sus propósitos. Scott siempre ha tenido dos cualidades que me echan para atrás: la menos importante es un esteticismo que a veces nubla la película y, la que me molesta de verdad, una forma de narrar que me parece espesa, sin ritmo, difícil de seguir. "Los duelistas" es víctima o poseedora (a elegir) de estas dos características.

Así pues, la película, basada en una obra de Conrad, cuenta con un planteamiento excelente y de múltiples posibilidades: un duelo entre dos hombres que se lleva a lo largo de un período de casi veinte años debido a sus interrupciones. Scott se debería haber cebado con la estupidez del ser humano y su naturaleza irracional, pero cuenta la historia más o menos como puede, rodando los duelos con nervio y pulso, pero no implicándome mucho en la historia.

Queda un film bello, con dos interpretaciones buenas cuya química ayuda sobremanera a contar la relación de enemistad entre estos dos hombres basada en el odio y el respeto llevada a cabo con la excusa del honor disfrazado de orgullo propio. Buena película que, aunque sé que esto duele mucho a cualquier director que se precie, hubiese quedado bordada dirigida por el Kubrick de "Barry Lyndon".

+: La acertadísima decisión de contar de forma atropellada y confusa el momento en el que se gesta la enemistad entre los dos protagonistas, aunque probablemente sea impremeditada. ¿Alguien sabría decir cuál es la razón de este duelo eterno? Así, estos dos hombres pretenden matarse el uno al otro con fidelidad perruna para recuperar su "honor".

-: El mayor protagonismo de Carradine que el de Keitel, aparte de porque el segundo me parece mejor actor que el primero, porque llego a comprender al primero pero del segundo permanezco distanciado, así esa relación de enemistad me hubiese podido parecer más convincente.
GVD
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