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Voto de Angie Banshee:
6
6,8
76.268
Terror. Ciencia ficción. Thriller
Londres es un cementerio. Las calles antes abarrotadas están ahora desiertas. Las tiendas, vacías. Y reina un silencio total. Tras la propagación de un virus que acabó con la mayor parte de la población de Gran Bretaña, tuvo lugar la invasión de unos seres terroríficos. El virus se difundió, tras la incursión en un laboratorio, de un grupo de defensores de los derechos de los animales. Transmitido a través de la sangre, el virus produce ... [+]
13 de octubre de 2011
12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Está visto que Danny Boyle es capaz de aunar lo mejor y lo peor en una misma cinta, obteniendo como resultado una obra entretenida y efectista en exceso que comienza cojeando y acaba de igual modo.
Lo mejor que ofrece:
- Entretenimiento y buen ritmo.
- Argumento atractivo.
- Buena fotografía e interesantes planos.
- Banda sonora sugerente y acertada.
Lo peor que ofrece son, fundamentalmente, situaciones inverosímiles, o lo que, coloquialmente, definiríamos como “cosas de bombero” (pobres bomberos, quisiera yo saber de dónde viene esta injusta expresión). No niego que tal vez yo me muestre quisquillosa, pero es la sensación que me queda tras visionar la película. Paso a detallarlo en el spoiler.
Lo mejor que ofrece:
- Entretenimiento y buen ritmo.
- Argumento atractivo.
- Buena fotografía e interesantes planos.
- Banda sonora sugerente y acertada.
Lo peor que ofrece son, fundamentalmente, situaciones inverosímiles, o lo que, coloquialmente, definiríamos como “cosas de bombero” (pobres bomberos, quisiera yo saber de dónde viene esta injusta expresión). No niego que tal vez yo me muestre quisquillosa, pero es la sensación que me queda tras visionar la película. Paso a detallarlo en el spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
- Comienzo de la película: unos activistas van a liberar a unos simios que, sin ellos saberlo, resulta que están infectados y son potencialmente peligrosos. El personaje que les sorprende (y que sí sabe de la amenaza que representan) trata de evitarlo, desde luego, pero vamos, que yo los he visto más convincentes. Chico, que sabiendo la que van a liar no basta con coger una pataleta. Claro que es que, si no los liberan, no hay película.
- El protagonista: debe ser un superhombre, digo yo, porque si recién salido de un hospital es capaz de demostrar semejante agilidad, fortaleza y resistencia, para qué queremos héroes de Marvel. Que sí, que al principio se le nota mermado, pero tarda poquísimo en “ponerse las pilas”. A mí, que una simple gripe me deja hecha un trapo, pues la verdad, me resulta alucinante este hecho. Y no me vale el argumento de que ante una situación de supervivencia sacamos fuerzas de flaqueza y somos capaces de cosas que ni imaginaríamos pues, siendo esto cierto, todo tiene un límite, y las capacidades del muchacho van mucho más allá de éste. Por no hablar de su catarsis final, que lo capacita para burlar a un (pequeño) ejército de soldados preparados y armados hasta los dientes.
- El momento “huída en taxi por el túnel”: efectivamente, la idea de escoger ese camino y no otro que, aunque menos directo, discurra por la superficie, es una temeridad. Pero dicha temeridad es necesaria para que Boyle nos monte la inquietante escena que nos ofrece (tramposillo). Y por cierto, menuda estupidez comprarse un todoterreno, ¡es mucho mejor un taxi londinense! De lo que son capaces esos coches, oye. Y para que no se note mucho, nos cuelan un reventón. Comprendo que en toda huída y persecución cinematográfica suele haber licencias, pero ésta me parece de traca.
- ¿Cómo pensaban hacer frente a los infectados que les salieran al paso?, ¿con un bate de beisbol? Pues vale.
- La niña: ¿pero de dónde ha salido esa adolescente? Se expresa como un adulto y conduce mejor que Carlos Sainz. Además, las drogas le sientan de una forma u otra según le convenga al director (aunque va pasada de tranquilizantes, es capaz de sujetarse y “aguantar el tipo” tras un espejo, teniendo a un infectado al otro lado pero, eso sí, al momento da muestras de estar en las nubes y de experimentar confusión).
- ¿Tranquilizantes para dormir mientras tu vida corre peligro? ¡A quién se le ocurre!
- Y por último, el final: cursi y comercial como él sólo. Por cierto, Danny, hubiera sido más fácil currarse un “HELP” que un “HELLO”, te ahorras una letra y da más idea de la situación desesperada en la que se debían encontrar los protagonistas.
- El protagonista: debe ser un superhombre, digo yo, porque si recién salido de un hospital es capaz de demostrar semejante agilidad, fortaleza y resistencia, para qué queremos héroes de Marvel. Que sí, que al principio se le nota mermado, pero tarda poquísimo en “ponerse las pilas”. A mí, que una simple gripe me deja hecha un trapo, pues la verdad, me resulta alucinante este hecho. Y no me vale el argumento de que ante una situación de supervivencia sacamos fuerzas de flaqueza y somos capaces de cosas que ni imaginaríamos pues, siendo esto cierto, todo tiene un límite, y las capacidades del muchacho van mucho más allá de éste. Por no hablar de su catarsis final, que lo capacita para burlar a un (pequeño) ejército de soldados preparados y armados hasta los dientes.
- El momento “huída en taxi por el túnel”: efectivamente, la idea de escoger ese camino y no otro que, aunque menos directo, discurra por la superficie, es una temeridad. Pero dicha temeridad es necesaria para que Boyle nos monte la inquietante escena que nos ofrece (tramposillo). Y por cierto, menuda estupidez comprarse un todoterreno, ¡es mucho mejor un taxi londinense! De lo que son capaces esos coches, oye. Y para que no se note mucho, nos cuelan un reventón. Comprendo que en toda huída y persecución cinematográfica suele haber licencias, pero ésta me parece de traca.
- ¿Cómo pensaban hacer frente a los infectados que les salieran al paso?, ¿con un bate de beisbol? Pues vale.
- La niña: ¿pero de dónde ha salido esa adolescente? Se expresa como un adulto y conduce mejor que Carlos Sainz. Además, las drogas le sientan de una forma u otra según le convenga al director (aunque va pasada de tranquilizantes, es capaz de sujetarse y “aguantar el tipo” tras un espejo, teniendo a un infectado al otro lado pero, eso sí, al momento da muestras de estar en las nubes y de experimentar confusión).
- ¿Tranquilizantes para dormir mientras tu vida corre peligro? ¡A quién se le ocurre!
- Y por último, el final: cursi y comercial como él sólo. Por cierto, Danny, hubiera sido más fácil currarse un “HELP” que un “HELLO”, te ahorras una letra y da más idea de la situación desesperada en la que se debían encontrar los protagonistas.