Cuando Disney quiere, puede hacer cosas originales de una calidad excelente y 'Raya y el último dragón' es el mejor ejemplo de ello. Quizás no sea innovadora en cuanto a su estructura clásica correspondiente a una aventura cuyo objetivo es salvar el mundo, o respecto a los tradicionales fieles compañeros que se descubren en el camino y todos los elementos típicos de una trama similar, pero su fórmula sigue funcionando a las mil maravillas y su ejecución es fantástica. El nivel de la animación es fascinante, sus valores conmueven, y más en un tiempo donde la desconfianza y la desesperanza rigen por distintos motivos, y su clímax está a la altura de todo lo que promete por el camino, que dicho sea de paso es tan breve como conciso con unos pocos más de 90 minutos de duración real. La animación al rescate de los primeros años de esta década, y yo encantado.