Mi película favorita de Peter Jackson antes de ser "super-estrella". Un genial falso documental, muy bien realizado y muy divertido, pero sobre todo muy sorprendente en cuanto a la paulatina aparición, a medida que avanza el argumento, de ideas cada vez más asombrosas y llenas de ingenio. O eso, o la manera en que se narran atraen al espectador de manera irremisible. Te pasas toda la película diciendo, con una sonrisa en la boca, "¡qué bueno!" "¡qué ocurrencia!", etc. Además de divertida, vuelve a transmitir, como es habitual en Jackson, su pasión cinéfila, de manera que esta reinvención de la historia del cine resulta ser como una de esas imaginativas historias en la cabeza de los niños cuando tienen especial ilusión por algo; en este caso el niño grande es Peter Jackson, y su única ilusión parece ser el cine. Con ello logra que esta parodia tenga también un tratamiento emotivo, como si Colin McKenzie hubiera existido realmente y fuera objeto de profunda admiración por parte de Jackson.