Haz click aquí para copiar la URL
España España · Barcelona
Voto de Rómulo:
8
Drama. Intriga Cuando hace una entrega, Jongsu (Yoo), un joven mensajero, se encuentra por casualidad con Haemi (Jun), una chica que vivía en su vecindario. La joven le pide que cuide a su gato durante su viaje a África. A su regreso, Haemi le presenta a Ben (Yeun), un joven misterioso y con dinero que conoció allí. Un día, Ben revela a Jongsu un extraño pasatiempo que tiene... Adaptación de una historia de Haruki Murakami. (FILMAFFINITY)
14 de julio de 2019
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Burning

El idolatrado y universalmente conocido escritor japonés Haruki Murakami, eterno aspirante al Nobel de Literatura, publicó en 1993 una recopilación de 17 cuentos titulada “El elefante desaparece”, entre los que se encuentra “Quemar graneros”, el último y más corto de todos ellos con apenas 20 páginas.
Pues bien, el director surcoreano Lee Chang-Dong ha adaptado este breve relato de Murakami para convertirlo en una extraordinaria película de dos horas y media. Y no me negarán que se necesita imaginación, talento y oficio para alargar de manera desorbitada el metraje de una narración condensada y sucinta hasta lo inverosimil sin perder un ápice la esencia y la intrigante atmósfera que el japonés imprime a sus novelas.
Porque “Burning” está cincelada con la sutileza de alguien ungido con la gracia de la originalidad y la elegancia. Y es que Lee, aunque cocine a fuego lento, hace de la lentitud una virtud con la que envuelve al espectador en su enigmática red, si bien dicha dilación puede desesperar e incluso aburrir a los más impacientes. Todo resulta extraño, diferente e inquietante en esta película. Un clima inexplicablemente turbador rodea a sus personajes desde el primer minuto. Subyace en ellos una contención, una personalidad y ambigüedad tan misteriosas que intranquilizan y nos obligan a permanecer hipnóticamente encadenados a la pantalla. Esa tensión se advierte semioculta en un paisaje reseco, neblinoso, de tonos pardos, muy próximo a la frontera norcoreana; se percibe también en las viviendas angostas, desordenados, sórdidas, donde predomina el abandono y un ancestral desamparo; y finalmente, en la música, que suena implacable, como una amenaza soterrada, como el preludio elegiaco que nos acompaña hacia el terrorífico final que nuestro director nos ha preparado con la paciencia, pericia y pasión de un cineasta que sabe que las cosas bien hechas requieren sazonarse lentamente. Un final que Murakami dejó abierto y la desbordante imaginación de Lee cierra brillantemente.

Emilio Castelló Barreneche
Rómulo
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow