Misión imposible: Fallout

Con “Misión Imposible: Fallout”, ya son seis las películas que componen la serie del superespía de la CIA, Hethan Hunt, al frente de su equipo IMF (Impossible Mission Force). Han pasado 22 años desde que en 1996 Brian de Palma realizadara la primera de ellas y ahora el estadounidense Christopher McQuarrie dirige, como ya lo hizo en la anterior, esta sexta entrega recientemente estrenada.
En mi muy personal opinión -aunque para gustos el abanico es amplio y variopinto-, ésta es la mejor de todas. El ritmo es frenético, los diálogos bien escritos y en los que no falta dosis de excelente humor; asombrosamente logrados los efectos especiales; fabulosas persecuciones por asfalto, agua y cielo te cortan la respiración y las tomas cenitales provocan auténtico vértigo. Eso sí, la historia no se detiene en los límites de lo verosímil. Todo lo imposible y más ocurre, de ahí que el título no engañe. Todo está pensado por y para el espectáculo y el público lo agradece. Ya saben, el recurso del “Deus ex machina” que los antiguos griegos y romanos introdujeron en el teatro hace más de veinte centurias -no en vano Eurípides lo utilizó en 9 de las 18 obras que se le atribuyen-, cobra aquí carta de naturaleza y lo hace suyo.
Tom Cruise, que no ha faltado a ninguna de sus citas e interpreta por sexta ocasión al incombustible Hunt, lo hace con auténtica devoción y encomiable acierto. Y aunque los años no pasan en balde y empiezan a dejar su huella en el rostro aniñado del estadounidense que ya acumula 56 añitos, conserva intacto el encanto y tal vez ahora esta cincunstancia haya favorecido sus cualidades como actor al imprimirle un mayor carácter.
Y nada más, sólo advertirles que si les gustan las emociones fuertes y pretenden pasar -ese es uno de los objetivos del cine- cerca de dos horas y media sumamente entretenidas, no lo duden y acudan a verla. No se arrepentirán.