Muchas películas se han hecho sobre el absurdo de las guerras, pero creo que, aquellas sobre la I guerra mundial, son las que mejor muestran el mismo. Aquella guerra de trincheras, de éxitos medidos por metros, donde uno tras otro, tras otro, miles de jóvenes eran lanzados a la muerte, dejando huérfanos de inteligencia y porvenir a las naciones que "alegremente" les incitaban a combatir, es quizás el mejor ejemplo de lo irracional que son las contiendas armadas y los conflictos.
Entre los diferentes films sobre esta guerra, recuerdo, "Senderos de Gloria" de Kubric, "La vida y nada mas" o "Capitan Conan" de Tavernier, "La Gran Ilusion" de Renoir, o las mas modernas "Galipoli" de Peter Weir, "Feliz Navidad" de Cristhian Carion, "Largo domingo de noviazgo" de Jean Pierre Jeunet, etc.
Esta se sitúa entre ellas.

Cada uno de los films anteriores, muestra la incongruencia de mandar a los soldados a pie frente a cañones y ametralladoras, la consciencia por parte de los soldados de que su vida depende del azar, los días sin tregua durante sus noches, los francotiradores esperando, etc...

En este caso, la luz, el tono azulado y gris del film es un acierto, la dirección de cámara también, la película está llena de planos que se le quedan a uno en la memoria, la elección de los encuadres, el filmar desde arriba, hacer un plano general con los soldados desde lejos, la cámara casi a rás de suelo, etc. Son un acierto.
Del mismo modo lo es el actor protagonista, y sus compañeros, su transformación desde la inocencia hacia el horror. Uno no es capaz de imaginarse a si mismo en este tipo de situaciones y lo que es capaz de hacer y, lo que, una vez hecho, te trasforma.
Podríamos decir que el film es bello, pero es tan desgarrador lo que narra, aunque nos hayamos acostumbrado, que lo ves con un nudo en el estómago.