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España España · Madrid
Voto de Andarrio:
6
Thriller. Drama Sandra, una escritora alemana, vive con su marido Samuel y su hijo ciego, Daniel, en un chalé en medio de los Alpes franceses. Cuando Samuel fallece en misteriosas circunstancias, la investigación no puede determinar si se trata de un suicidio o de un homicidio. Sandra es arrestada y juzgada por asesinato, y el proceso pone su tumultuosa relación y su ambigua personalidad en el punto de mira. (FILMAFFINITY)
23 de diciembre de 2023
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como les gusta a los franceses este tipo de filmes, las miserias subliminales de la burguesía ( Un poco de Lévi-Strauss filmado). No es el primer, ni será el último metraje donde vemos aquello de que, la aparente normalidad, no lo es y que, bajo las tranquilas aguas, discurren fuertes corrientes que todo lo arrastran.
En esta película, la pareja "tranquila", bulle por dentro, y, el hijo "ciego", un poco manido y fácil el recurso, lo es también ante la convivencia y cotidianidad de los padres.
El mundo interior de cada uno de nosotros, aquel de puertas adentro, se termina exhibiendo hacia el exterior debido al juicio.
Idea interesante, en cierto sentido muy candente, pues nos hace recordar aquellas frases que oímos en boca de los conocidos cuando ocurre un acto de violencia de género. Cosas como, no nos lo esperábamos, parecían felices, una pareja normal, etc. Mientras, a través de la prensa, de la investigación y el juicio posterior, comenzamos a saber que no era así.
Para contarnos esto, la directora podría haber elegido varias formas, en este caso, utiliza el suspense, desvelando el misterio a través del juicio. Será a través de la mirada de los otros, donde los prejuicios, suposiciones, sospechas infundadas, rumores, en definitiva, la mezquindad de aquellos que, una vez se produce la exposición pública de nuestra privacidad, comienzan a diseccionar la misma. Destripamiento donde, si antes se decía eran perfectos, nada hacía prever que algo así pudiera suceder, ahora se buscan razones para justificar la "imperfección", donde lo que se anhela es principalmente la satisfacción propia, algo así como, no lo vi venir, pero si lo pienso, era obvio qué.....
El problema, al menos para mí, es que, en vez de juzgar a una mujer normal, vulgar en el sentido de habitual, lo que hubiera sido más interesante, Triet dota de una personalidad fuerte (y algo tópica, esa bixesualidad), a su protagonista. La directora dice: "Las mujeres deben demostrar más todo el rato", gran verdad, por eso hubiera sido mejor una mujer menos fuerte, donde la libertad coartada no fuera aquella de alguien con tanto poder (personalidad). La cineasta señala: "Es mucho más fácil empatizar con una víctima débil que con alguien fuerte e inteligente". No, estoy del todo de acuerdo, quizás sea más fácil empatizar, pero, por eso mismo, también es más fácil obviar las razones y la injusticia, pensaremos, ay pobrecita, para, una vez declarada inocente, o culpable, olvidarnos de ella.
Siendo verdad que el machismo suele ser más cruel con las "fuertes" que con las "débiles", a la hora del ataque y la exposición publica, también es verdad que, el caso de las "fuertes", por la fortaleza de estas, lo ocurrido tiene más repercusión y suele transcender más que el de las "débiles", cuyo caso, como ya he comentado, suele quedar en el olvido.
Y, además, en este caso, la gran actuación de la protagonista, Sandra Hüller, refuerza lo anterior.
Lo que más me ha gustado, y suele ser lo que más me atrae de las películas judiciales, es que no importa tanto la verdad como el relato. En este sentido, "Anatomia de un asesinato" me parece un gran ejemplo. Es conocida la escena donde James Steward suelta un discurso y el juez dice aquello de que el jurado no deberá de tener en cuenta lo que se acaba de decir. Entonces, el acusado (Ben Gazzara) le pregunta a su abogado "¿cómo puede el jurado no tener en cuenta lo que ha oído?", a lo que Stewart le responde, sin mirarle y muy satisfecho: "No puede, teniente. No puede". Lo que importa es el relato, la imagen que se proyecta, no tanto la verdad en sí.
Buena película, para mi gusto no tanto como se dice, pues me suena a otras muchas y la fuerza de la protagonista le resta, valga la redundancia, fuerza al filme. Donde, también, la tendencia a retorcer la retórica de lo narrado, debería de ser más subliminal, empaña el resultado final.
Por cierto, mi mención a la película de Otto Preminguer, es pensamiento evidente, no solo por coincidir en el título y, en cierto sentido, la portada, si no también, por el acercamiento, enfoque escogido, la propia directora señala que: "Hace una década que vivo obsesionada por Anatomía de un asesinato" y, del mismo modo, indica que le gusta mucho, "La vérité" (Henri-Georges Clouzot, 1960). Si, alguien ha visto ambos filmes, sobre todo el segundo, verá que la originalidad de Triet, no lo es tanto. Dicho esto, insisto, película recomendable, sobre todo por la actuación protagonista, ahora, obra maestra, para mi no lo es.
Andarrio
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