Lo característico de esta película es que los bebés hablan, y que hablan con voces de adultos. Hablan y solo se escuchan ellos mismos y los otros bebés, hablan incluso los espermatozoides.

Esto puede resultar un tanto extraño (lo sé) y hasta inquietante, pero a decir verdad los diálogos se ajustan perfectamente a las acciones de los niños y acabas por acostumbrarte y hasta te parece divertido.

Mira quién habla es una de esas películas familiares que se hacían antes, no se puede decir que sea una buena película pero te hace pasar un buen rato, que es lo que pretende. Además tenemos un puntito de originalidad, pues si eliminas del guión el hecho de que los bebés hablen y piensen se queda en una comedia romántica de tres al cuarto.

Ayer por la noche mi novia me lo dejó bien claro; estaba cansada y le apetecía ver algo ameno, ni dramas ni thrillers ni intrigas ni nada que requiriese demasiados esfuerzos mentales, una película que simplemente le mantuviera entretenida mientras reposaba la cena. Puse Mira quién habla y cumplió los requisitos.