Quizás sea uno de los temas que menos se me habría ocurrido desarrollar como comedia, pero resulta ser un elemento crucial en la trama. Especialmente la cata, que se convierte en una de las escenas más destacadas y divertidas. La brevedad de esta se justifica en parte porque creo que no se le ocurrieron más situaciones que pudieran aparecer. Otro aspecto digno de mención es que se trata de un romance entre dos personas maduras, rondando los 40 o 50 años, algo poco común de ver en este género.
Si no cuentas con una comedia a mano y estás buscando pasar un buen rato, esta película se presenta como una opción bastante modesta.