Observo en todas las hasta ahora publicadas críticas, no al film como tal sino al tema que trata, el olvido supongo involuntario de dos aspectos que a mi parecer resultan importantes y dignos de considerar:

Uno ; No se trata de una relación íntima, personal, realizada en su propio domicilio o en la intimidad que parece propia de un acto sexual, sea del tipo que sea.
Realizan su relación en un local público, con observadores de todo tipo, alguno profesional del tema y otros parejas inclinadas hacia ese tipo de especial sexualidad.

Dos: Hay una escena donde el protagonista no tiene ningún reparo de embolsarse un muy bonito dinero por el espectáculo ofrecido, con lo que la relación tan personal que otros críticos están defendiendo se convierte en una pura operación mercantil y dibuja claramente una aséptica sexualidad-negocio, lejos de lo que se está defendiendo por ellos. Máxime si consideramos que esa aceptación de dinero no la efectúa un mindundi ignorante de sus derivaciones sino, nada menos, que un ilustre juez que, evidentemente, no puede ignorar lo que eso significa.

Por lo demás, lejos de mi ánimo el juzgar las preferencias sexuales de quien quiera aquí manifestarse (alguno cita la evangélica referencia de que se tire o no la primera piedra) y sólo espero, si hay respuesta, respeto y razonamiento lógico como he intentado reflejar.