Tengo 5 años. Nací en 1986, y no es mucho lo que sé de la vida. Poco ha que al mundo viene, pero ya a muchos gusto. Entre los míos soy líder, entre conocidos y desconocidos admirado. Aun así sigo siendo uno entre los demás.

Tengo 13 años. Soy joven, pero viviré siempre. Eso me aseguran todos. Por legiones los cuento y día a día aumentan. Sólo un anciano hay entre ellos, un egipcio-español-transexual, ¡pero es el más convencido! Me asegura que el rayo me ha bendecido, y que mi carne y mi espíritu permanecerán por siempre inmutables. ¿Por qué no creerle? ¡¡Sí, soy inmortal!!

Tengo 28 años. Estamos en 2014, y todo ha cambiado. Me miro al espejo y no me reconozco, no soy el mismo. Aquellos que me admiraban han muerto o han callado; pocos quedan, pues han ido cayendo. Los días han pasado, el mundo ha cambiado y yo con él. Ni siquiera yo, el sempiterno, he resistido… ¿Por qué? Me aseguraron que sería eterno, ¡que día a día aumentaría mi poder hasta el final de los días!

Sólo puede quedar uno, pero no seré yo.