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España España · Huelva
Voto de Anibal:
8
Acción. Aventuras Rambo es excarcelado y enviado de vuelta al Vietnam con una nueva misión: averiguar el paradero de unos soldados norteamericanos desaparecidos. Tras saltar en paracaídas en la jungla, portando únicamente un cuchillo y un arco con flechas, se le dice que no ataque al enemigo y que sólo haga fotografías de reconocimiento. Pero el plan no saldrá como estaba previsto... (FILMAFFINITY)
25 de julio de 2010
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta secuela de “Rambo: Acorralado” es un filme de acción mucho más digno y honesto de lo que puede parecer en un principio. No voy a negar que tenga un guión simplote, casi es una excusa para llevarse matando amarillos y comunistas durante una hora y media, pero qué demonios, esto es cine de acción puro y duro que no tiene nada que ver con las mariconadas que se hacen hoy en día. Sobre el guión quiero hacer unos apuntes: es coherente (se continúa con nuestro héroe encarcelado por haberla liado parda en la anterior película), directo (va al grano con una estructura de principio, nudo y desenlace, para nada es un sinsentido enrevesado como más de una porquería fílmica pretenciosa que rula por los cines en nuestros días), y consecuente (se habló mucho en la primera entrega de que Rambo era una máquina de matar, pues bien, aquí lo vemos como un soldado de combate de pura sangre, un aniquilador en toda regla).

Rambo es el puto amo, él agarra su cuchillo, su arco y su metralleta para poner en su sitio a los malos a base de plomo y misilazos. No me digáis que no disfrutasteis como enanos con las espectaculares masacres de este filme… hombre, por favor, que son una pasada (¡jajaja!). A destacar escenas como en la que Rambo sale del barro, cuando lanza las flechas explosivas, el momento “Murdock, juro que le mataré”, el duelo entre helicópteros o la llegada de Rambo al poblado con el helicóptero (esta secuencia en concreto cuando Rambo está formando el dos de mayo en el poblado y pega un grito: ¡Aaaaaah! Y, luego, comienza la típica musiquita de Rambo mientras lo vuela todo por los aires es la hostia, es impagable, vamos).

Yo no sé por qué la gente no reconoce que toda la saga Rambo son buenas películas de acción, por lo visto hay una tendencia actual para acribillar sin piedad este tipo de cine y una fijación obsesiva por menospreciar a Sylvester Stallone como actor. Pues qué queréis que os diga, esta es una de las mejores cintas de acción de los años 80 y, no sólo eso, es que incluso me parece mejor que muchas de las que salen en la actualidad. El filme funciona de principio a fin con un ritmo trepidante, acción a raudales y espectaculares escenas de tiroteos y explosiones. También posee una fotografía y una banda sonora de mucha categoría.

Está claro que tiene cosas inverosímiles, pero qué película o serie de televisión no las tiene. Algo que se ha criticado hasta la saciedad es la breve historia de amor entre Rambo y la espía vietnamita. Pues sí, queda un poco ridícula (sería absurdo negarlo), pero hay que tener en cuenta que Rambo no tiene tiempo para dedicarlo a cortejar a bellas damiselas, lo suyo es entrar en combate, lo suyo es la guerra. Tal es el caso que el eslogan publicitario de “Raid: los mata bien muertos” habría que cambiarlo por “Rambo: los mata bien muertos”.
Anibal
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