Se trata de una buena película, muy bien rodada (no cabe duda), con una narración muy fluida y digamos que correctamente interpretada (a destacar un espléndido Alan Arkin).

Tiene momentos muy conseguidos, como el montaje paralelo entre la presentación de la 'película' en sociedad y el comunicado iraní sobre los rehenes de la embajada (muy bien introducido este último a través una televisión que hay en la cocina) o el estupendo clímax final, manteniéndote en vilo todo el tiempo, a pesar de intuir/saber la resolución del mismo.

Aunque tengo que matizar, que le he visto pegas, y no son poca cosa precisamente. Los integrantes que se escapan de la embajada norteamericana están insuficientemente perfilados, andan desdibujados. La visión que se da de las autoridades y el ejército iraní la noto maniquea. Por último, el final es de una americanada considerable (realzado de banda sonora y todo); sólo contrapunteada con la minúscula escena que nos narra la suerte que corre la ama de casa de la embajada canadiense, a modo casi de anécdota, pareciéndome insuficiente a todas luces.

He leído sobre la valentía del filme y su parecido con ‘Munich’, personalmente ésta última me parece mucho más valiente, y eso que viene de un director bastante 'blandito' en estos menesteres.