Cuando una serie tiene calidad te sueles dar cuenta a los pocos minutos de comenzar a verla.
Soy aficionado al ajedrez y la puse un poco por casualidad sin ningún tipo de referencia ó recomendación anterior.
La actriz protagonista Anya Taylor Joy transmite una impresionante capacidad de vinculación emocional con su personaje.
La ambientación de la América de 1963 es absolutamente sublime y tanto su fotografía con su impresionante banda sonora que te acompaña casi sin darte cuenta episodio tras episodio son un deleite para los sentidos.
Un guión brillante hace que la serie no resulte en absoluto difícil de ver, todo lo contrario, te va atrapando poco a poco, sutilmente, con verdadera inteligencia.
Una serie para ver, para disfrutar y al acabar de verla me puse a leer las demás críticas y comprobé que efectivamente no estaba equivocado.
Gratísima sorpresa y perfección casi absoluta de lo que debe ser una miniserie de calidad.