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Voto de Kyrios:
8
Cine negro. Thriller Ambientada en la posguerra japonesa tras la II Guerra Mundial (1939-1945). Con la estructura del thriller americano y los convencionalismos japoneses, narra la historia de un joven detective al que roban su pistola. Agobiado por un sentimiento de deshonor más que de pérdida, emprende con un veterano compañero una frenética e incansable búsqueda que les lleva a los bajos fondos de Tokio. (FILMAFFINITY)
23 de marzo de 2013
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El perro rabioso de Kurosawa son muchas cosas. Es un sinfín de tardes sofocantes en las que el sudor se desprende por la frente y ni los abanicos ni el agua son capaces de calmar a uno. Es también una visión humanista sobre el infierno en la tierra, una impresión, un instante captado y si se quiere simplificar, es hasta una película de cine negro perfecta.

Hemos de tener en cuenta el año de la producción, 1949. Apenas cinco años después de la segunda guerra mundial que había devastado al país. Pese al desastre y la intervención de los Estados Unidos no sólo en la economía, sino en otros aspectos del estado (como por ejemplo lo que podía y lo que no ser mostrado en la gran pantalla), El perro rabioso tira adelante como proyecto. Aún así Kurosawa no olvida lo que ha pasado y no en vano la película está taimada por este ambiente de desolación consecuente al conflicto bélico. Es además una de las películas en las que Kurosawa cuenta con uno de sus actores fetiches, como es Toshiro Mifune.

El perro rabioso adopta la estructura en primer momento de las películas de cine negro. Un inspector de policía pierde la pistola que después de pasar por diversas personas acabará en las manos menos indicadas. Si la película se hubiera rodado en Estados Unidos por un director poco competente todos sabríamos como habría acabado la historia, una trama directa sin concesiones pero también sin gracia que nos hubiera simplemente mantenidos enganchados a las butacas. Sin embargo el Perro Rabioso va mucho más allá de eso.

Como no podría ser de otra manera, la culpabilidad de nuestro personaje central (el policía que pierde la pistola) se apodera durante toda la película. Debido al arma, se cometerán acciones que concomerán por dentro al personaje. La plasmación de esta tortura psicológica del personaje es tremendamente efectiva, buscada por Kurosawa, con esos planos perfectos hacia el personaje que no pueden más que hacernos empatizar con él y su destino. Cabeza gacha y unas facciones de demacración que rozan la perfección de lo que se debe sentir.

La película se adentra en los bajos fondos como si se tratara de un auténtico investigador en busca del ladrón del arma. Para ello se recurren a escenarios naturales pero también la trama incluye personajes maltratados y de poco glamour. Desde prostitutas, extorsionadores y un largo etc..Una realidad que pese a que mucha gente era reacia de mostrar, Kurosawa la plasma con una fuerza incontrolable, un torrente imágenes que impactan como un gancho al espectador, derribándolo.

Por otra parte, para seguir con las diferencias con las que nos hubiéramos encontrado si la película hubiera seguido el esquema de una obra de cine negro habitual del montón, nunca nos habríamos encontrado con unos debates morales tan interesantes, que hacen reflexionar al espectador, para que intente capacitar y razone más allá del simple entretenimiento. Normal por otra parte, si tenemos en cuenta la visión humanista de Kurosawa. El malo no es malo. Es un simple ser atrapado por un ambiente que le ha condenado a la situación desesperada en la que se encuentra. Tremenda (y arriesgada reflexión) por la que opta Kurosawa, humanizando en muchos momentos al enemigo. Es cierto que en un primer momento el protagonista tiene unas ansias terribles de eliminar a su ladrón, pero a medida que avanza el film vemos como se realizan reflexiones interesantes sobre si son las situaciones las que llevan a envilecer el alma de un hombre o de si este puede nacer con la vileza en el corazón (debates cercanos a los que ya planteaba Rosseau). Es decir, empatizando a medida que avanza el film hasta una persecución final inolvidable. Además se cita la guerra como uno de los factores que ha traído al país la miseria y la desolación, provocando que millares de personas cambiaran de manera antinatural.

También es interesante observar como este debate se desarrolla también entre las dos figuras principales del inspector más experimentado y el joven policía. Uno ya no está para centrarse en debates, curtido por todo tipo de casos que ha debido sobrellevar, mientras que el otro aún se pregunta sobre el bien y el mal. Una interesante reflexión sobre como el tiempo va aniquilando en muchos de nosotros la candidez humana.

También Kurosawa utiliza la música de una manera muy avanzada para la época. Compone momentos musicales diégeticos excepcionales, me refiero a la escena en que el agente es acompañado por la mujer tras su primer intento de conseguir el arma. Ahí Kurosawa podría haber dejado la escena sin música o colocarla de fondo, pero incluye un personaje que toca una melodía con la harmónica. Este pequeño toque le da una magia increíble a la escena, porque no sólo sirve para retratar perfectamente el suburbio en el que se había adentrado el agente, sino que además le da una atmósfera lánguida excepcional. Pero no se queda ahí y hace un corto abrupto para pasar a un plano que encuadre a los dos protagonistas, sino que la cámara se acerca lentamente para dejar al personaje de la harmónica fuera de campo (mientras su música sigue sonando) y acercarse a los dos para mostrar una escena más íntima.

http://neokunst.wordpress.com/2013/03/23/ciclo-kurosawa-el-perro-rabioso/
Kyrios
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