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Voto de THE CROW:
8
![](https://filmaffinity.com/images/myratings/8.png)
6,6
1.058
Cine negro
Dave Purvis es un meticuloso y cauto atracador que prepara su próximo golpe: robar el dinero de un furgón blindado. Pero durante el atraco, algo falla y uno de sus compinches y un policía mueren, mientras el resto del grupo consigue huir. El teniente Cordell intentará encontrar a los forajidos vengar la muerte de su compañero asesinado. (FILMAFFINITY)
24 de julio de 2013
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mi mente tendría que ponerse a trabajar a toda pastilla, para recordar si alguna vez alguna película me ha resultado tan fascinante en tan pocos minutos. Su duración...67 minutos. Pues no vas a tener tiempo ni de respirar.
Este tipo de historias siempre me ha encantado, las que evitan las extensas presentaciones de personajes, las que hacen alargar escenas innecesariamente para no mostrar lo evidente tan rápido. Pues no, me gusta entrar rápido en la dinámica de la película. Unos compinches, una cabaretera, un romance oculto, un furgón blindado y un plan para ejecutar el atraco. Esas son todas las piezas necesarias para empezar a andar dicha historia. En apenas un cuarto de hora tenemos ya a la policía buscando al grupo de atracadores, uno de ellos ha sido herido. Curioso lo adelantado que estaba el departamento de policía en los años 50. Huellas dactilares, expertos en huellas de neumáticos, colocación de micrófonos, todo un asombro para la época. El ritmo es frenético, ves un paso de la policía y otro de los ladrones, el coto cada vez se estrecha más, pero dicen que siempre hay una salida. Me han gustado muchas cosas en tan poco tiempo. El proceso de investigación de la policía y su gran coordinación. El comportamiento real de los atracadores, el dinero está por encima de todo. El romance entre el cabecilla y la cabaretera. El nuevo policía asignado al caso. Los tiroteos no son ridículos como en otras ocasiones. Los diálogos no están para rellenar huecos, son precisos y directos. El espectador no pierde el hilo en ningún momento a pesar de lo rápido que va el asunto. Y las actuaciones son una delicia. En especial destacaría a dos, Charles McGraw y un genial William Talman. Y no nos olvidemos de la bella Adele Jergens.
Muy recomendable.
Este tipo de historias siempre me ha encantado, las que evitan las extensas presentaciones de personajes, las que hacen alargar escenas innecesariamente para no mostrar lo evidente tan rápido. Pues no, me gusta entrar rápido en la dinámica de la película. Unos compinches, una cabaretera, un romance oculto, un furgón blindado y un plan para ejecutar el atraco. Esas son todas las piezas necesarias para empezar a andar dicha historia. En apenas un cuarto de hora tenemos ya a la policía buscando al grupo de atracadores, uno de ellos ha sido herido. Curioso lo adelantado que estaba el departamento de policía en los años 50. Huellas dactilares, expertos en huellas de neumáticos, colocación de micrófonos, todo un asombro para la época. El ritmo es frenético, ves un paso de la policía y otro de los ladrones, el coto cada vez se estrecha más, pero dicen que siempre hay una salida. Me han gustado muchas cosas en tan poco tiempo. El proceso de investigación de la policía y su gran coordinación. El comportamiento real de los atracadores, el dinero está por encima de todo. El romance entre el cabecilla y la cabaretera. El nuevo policía asignado al caso. Los tiroteos no son ridículos como en otras ocasiones. Los diálogos no están para rellenar huecos, son precisos y directos. El espectador no pierde el hilo en ningún momento a pesar de lo rápido que va el asunto. Y las actuaciones son una delicia. En especial destacaría a dos, Charles McGraw y un genial William Talman. Y no nos olvidemos de la bella Adele Jergens.
Muy recomendable.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
La última escena me decepcionó un poco teniendo en cuenta el resto del metraje. Si yo estoy en una avioneta que no puede despegar y viene la policía, jamás, pero jamás, se me ocurriría abandonarla y exponerme a que me disparen en una pista al aire libre sin un lugar donde protegerme. Y ya el accidente no hay Dios que se lo crea. Después de dar apenas 30 pasos, es imposible que lo atropellara el avión, sino, se llevaría también la avioneta por delante.