En los últimos años hemos conocido muchas noticias acerca de deportistas que se dopan, que son corruptos y que incluso amañan resultados, para obtener beneficios económicos, pero no es algo nuevo y eso es lo que nos trata de contar en esta película Mark Robson.

Nos situamos, un líder de la corrupción y el hampa, un chico con un físico impresionante Mike Lane, " Toro " ( 1.96 cms ), el cual es una castaña peleando, ni golpea bien, ni aguanta los golpes. Y aquí es donde entra en juego Eddie Willis, ( Bogart ), antiguo periodista, con capacidad para mover las piezas concretas y a sus amistades con peso, para hacer crecer a este " boxeador " mediante combates amañados, hasta alcanzar al campeón del mundo de los pesos pesados.

La atmósfera que se respira durante el film, refleja con mucha autenticidad como se maneja la corrupción en ese mundo. Boxeadores amañados, prensa amenazada, palizas a los que se resisten a participar en tal atropello. Sin embargo, lo más curioso es que el chaval es ajeno a todo esto, pensando honestamente que lo conseguido es por méritos propios, gran actuación del gigantón, en plan niño grande. Me ha encantado por otro lado el conflicto con el que se va encontrando el personaje de Bogart ha medida que avanza el film. Esa corrupción no entraba en sus planes, lo único que quería era llenarse los bolsillos, pero no a cualquier costa. Algunos verán el final un poco ñoño, o poco creíble, a mi me ha parecido el perfecto para la ocasión. Mención aparte merece la gran actuación de Rod Steiger en plan jefe del clan, llevando la batuta en todos los sentidos y esos diálogos con Bogart, siempre acabados con un... " cuéntaselo tú Leo ".

Auténtica joya del cine negro, quizás le falle un poco el ritmo lento que lleva, o las coreografías de las peleas, pero no todo puede ser perfecto.