Lo cierto es que me ha agradado más de lo que me esperaba. Sinceramente creía que era una más del montón, la típica de muchachitos haciendo de rambos en la selva y a salvar el pellejo. Sin embargo, me he encontrado un producto entretenido, intrigante a ratos y con mucha dosis de tensión.

Sí vale, hay unos asesinatos y hay varias parejas, una de ellas tiene que ser la que se dedica a cortar cabelleras y todo eso, pero lo interesante es como el director juega con nosotros al despiste, obligando al espectador a comerse el tarro para descifrar el juego. Todo apunta a una pareja en particular, la otra puede y no puede y la última ni de coña. Pues señores, giro espectacular del argumento y nos encontramos a los panolis siendo más mortíferos que los de Asesinos natos. Las interpretaciones son del montón, para que engañarnos, y ni siquiera hay alguna escena de sexo que despierte el interés de los seguidores masculinos. Eso sí, los paisajes son acojonantes, una fotografía de escándalo, creo que es junto con la tensión que me produjo la cinta, lo que me ha llevado a ponerle un cinco.