Tras ser condenado en 2010 a un arresto domiciliario y la prohibición de filmar y viajar al exterior de Irán, Jafar Panahi se las ha arreglado para continuar con su carrera con tres películas que además de representar actos temerarios, de resistencia y crítica, demuestran el gran ingenio del realizador.

En ‘Taxi Teherán’, el mismo Panahi burlando el arresto domiciliario conduce un taxi por las calles de Teherán, filmando todo lo que sucede dentro y fuera, donde diversos personajes van subiendo y bajando, todo en un registro aparentemente documental.

Así vemos desfilar diversos personajes como el la maestra de escuela, las señoras que transportan unos peces, un hombre herido y su esposa, el vendedor de películas y una sobrina de Panahi, entre otros, donde las charlas y situaciones muestran una visión crítica del panorama político y social del país, con diversos momentos que hacen referencia al cine del director.

La mayoría de los temas de su filmografía están presentes en ‘Taxi’, aunque en esta ocasión presentado todo de manera más accesible y con ciertas notas de humor que aligera el tono de crítica y denuncia, al tiempo que reflexiona acerca del estado actual del cine en su país.

Panahi se las ingenia para dar uso a más de una cámara de diverso origen, ya que incluso los diferentes dispositivos móviles que usan algunos personajes entran en juego siempre de manera orgánica y funcional al relato.

A pesar de las limitaciones impuestas, Jafar Panahi demuestra que su creatividad es ilimitada, lo mismo que su necesidad de no dejarse callar y denunciar.


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