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Voto de mimoca:
4
6,9
17.269
Fantástico. Acción. Ciencia ficción
Con la determinación de asegurar que el sacrificio definitivo de Superman (Henry Cavill) no fue en vano, Bruce Wayne (Ben Affleck) une fuerzas con Diana Prince (Gal Gadot) para reclutar a un equipo de metahumanos que protejan el mundo de una amenaza inminente de proporciones catastróficas. La tarea es más difícil de lo que Bruce imaginaba, ya que cada uno de los reclutas deberá enfrentarse a sus propios demonios para trascender aquello ... [+]
23 de marzo de 2021
39 de 60 usuarios han encontrado esta crítica útil
Zack Snyder no pudo terminar el rodaje de la película en su momento debido a una tragedia personal, de modo que independientemente del resultado, me alegro que haya vuelto a crear y que haya podido completar su obra.
Este nuevo montaje del director cuenta con un mayor presupuesto y muchísimo más metraje, durando el doble que el de 2017 y extendiéndose hasta las cuatro horas nada menos.
Durante ese tiempo dividido en seis capítulos más un epílogo, que más allá de tener sentido por si mismos sirven por si alguien no puede verla del tirón supongo, presenta e introduce a los personajes dándoles más tiempo y también alarga todas y cada una de las secuencias abusando en extremo de la cámara lenta.
Más allá de eso, el argumento o planteamiento básico más bien, ya que no tiene demasiada complejidad, es el mismo, con los mismos errores incluidos, aunque esta vez eso si con una grandilocuencia desmedida y muchísimo menos ritmo, totalmente sacrificado.
Esta no es una película de héroes o de justicia, ya que se trata más bien de dioses alejados de la humanidad. Curiosamente un planteamiento épico que trataba de mitología con una presencia visual fascinante, Immortals de Tarsem Singht, fue masacrada por la crítica ya que resultaba difícil conectar con ella, sin embargo no ha sido así con esta obra que pretende ser tan épica todo el tiempo que pese a contar con momentos buenos, en otros roza peligrosamente la línea que la separa de la parodia o la vergüenza ajena.
Visualmente una obra del director que capturó el color de Lynn Varley en 300 o dejó grandes fotogramas de Watchmen, siendo capaz de trasladar viñetas con gran habilidad y fidelidad, resulta sombría, pero no en un buen sentido, sino simplemente por oscurecer el film en general a tonalidades más grises y escoger un formato desafortunado.
Este nuevo montaje del director cuenta con un mayor presupuesto y muchísimo más metraje, durando el doble que el de 2017 y extendiéndose hasta las cuatro horas nada menos.
Durante ese tiempo dividido en seis capítulos más un epílogo, que más allá de tener sentido por si mismos sirven por si alguien no puede verla del tirón supongo, presenta e introduce a los personajes dándoles más tiempo y también alarga todas y cada una de las secuencias abusando en extremo de la cámara lenta.
Más allá de eso, el argumento o planteamiento básico más bien, ya que no tiene demasiada complejidad, es el mismo, con los mismos errores incluidos, aunque esta vez eso si con una grandilocuencia desmedida y muchísimo menos ritmo, totalmente sacrificado.
Esta no es una película de héroes o de justicia, ya que se trata más bien de dioses alejados de la humanidad. Curiosamente un planteamiento épico que trataba de mitología con una presencia visual fascinante, Immortals de Tarsem Singht, fue masacrada por la crítica ya que resultaba difícil conectar con ella, sin embargo no ha sido así con esta obra que pretende ser tan épica todo el tiempo que pese a contar con momentos buenos, en otros roza peligrosamente la línea que la separa de la parodia o la vergüenza ajena.
Visualmente una obra del director que capturó el color de Lynn Varley en 300 o dejó grandes fotogramas de Watchmen, siendo capaz de trasladar viñetas con gran habilidad y fidelidad, resulta sombría, pero no en un buen sentido, sino simplemente por oscurecer el film en general a tonalidades más grises y escoger un formato desafortunado.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Uno de los mayores problemas del film son sus villanos, un Steppenwolf, puro CGI, al que cuesta trabajo no ver como una masilla más de los Power Rangers, por mucho brilli brilli que le pongan, del que se supone que sabemos más, concretamente que es un lacayo de Darkseid, otra masilla de puro CGI, que quiere congraciarse de nuevo con el, sin embargo, eso le resta enjundia más que otra cosa. En cuanto a Darkseid su aparición sirve para que le veamos derrotado con lo que impresiona menos aún si cabe.
Claramente el director ha visto siempre en la figura de Superman al gran villano, de ahí el tono tan tenebroso y los acontecimientos de anteriores obras como El hombre de acero y El amanecer de la justicia, un tono que quizá podría funcionar para Batman pero que nada tiene que ver con Superman, al que se empeña en mostrar frío y distante, cuando no un posible psicopata o enemigo en potencia, muy lejos queda el Superman de Christopher Reeve y Richard Donner, en que vemos a un Clark muy humano, lleno de valores y bondad y con inmensa capacidad de sacrificio que tan buenas imágenes dejaron en la retina.
En cuanto a hacer las cosas bien o de forma gradual, aquí desaparece por completo, por mucho contexto que de a Cyborg o Flash, los que más salen ganando en minutos, no dejan de ser personajes que aún se están conociendo y no han lidiado con nada, que pasan de 0 a invasiones planetarias y maestros del universo.
Muchos minutos los ocupan personajes que básicamente hacen cameos largos y harán las delicias de los fans pero que no aportan nada y cuya presencia no tiene sentido, más allá de anunciar nuevas películas que a día de hoy no tienen posibilidades de existir, por lo que es muy sencillo poner situaciones que resulten atractivas sin que tengan que tener ningún sentido en un de por si ya extendido, extenuante y agotador metraje.
Claramente el director ha visto siempre en la figura de Superman al gran villano, de ahí el tono tan tenebroso y los acontecimientos de anteriores obras como El hombre de acero y El amanecer de la justicia, un tono que quizá podría funcionar para Batman pero que nada tiene que ver con Superman, al que se empeña en mostrar frío y distante, cuando no un posible psicopata o enemigo en potencia, muy lejos queda el Superman de Christopher Reeve y Richard Donner, en que vemos a un Clark muy humano, lleno de valores y bondad y con inmensa capacidad de sacrificio que tan buenas imágenes dejaron en la retina.
En cuanto a hacer las cosas bien o de forma gradual, aquí desaparece por completo, por mucho contexto que de a Cyborg o Flash, los que más salen ganando en minutos, no dejan de ser personajes que aún se están conociendo y no han lidiado con nada, que pasan de 0 a invasiones planetarias y maestros del universo.
Muchos minutos los ocupan personajes que básicamente hacen cameos largos y harán las delicias de los fans pero que no aportan nada y cuya presencia no tiene sentido, más allá de anunciar nuevas películas que a día de hoy no tienen posibilidades de existir, por lo que es muy sencillo poner situaciones que resulten atractivas sin que tengan que tener ningún sentido en un de por si ya extendido, extenuante y agotador metraje.