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Voto de Carnforth Greville:
6
5,8
17.458
Acción. Thriller
Un experimentado ingeniero de ferrocarriles (Denzel Washington) está a punto de ser despedido de su empresa, pero antes conoce al novato (Chris Pine) que lo va a sustituir. La situación cambia cuando un tren lleno de un peligroso combustible empieza a saltarse estaciones a toda velocidad poniendo en peligro la vida de miles de personas. (FILMAFFINITY)
6 de octubre de 2020
0 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otra película de trenes que se desarrolla bajo el enfoque de sus principales protagonistas: El maquinista y el jefe del tren. El primero gobierna la locomotora y es el responsable de la potencia de arrastre del tren. El segundo tiene bajo su responsabilidad la carga, el tren remolcado propiamente dicho, su integridad y su correcta estiba.
Cada uno acude al trabajo con su mochila, donde llevan, aparte los efectos personales, sus agobios, sus problemas y sus inquietudes. Precisamente estos últimos serán los desencadenantes de un enfrentamiento personal entre los dos ferroviarios, hasta que un problema más acuciante, más inmediato y cargado de amenaza disperse todo lo que, hasta entonces, constituía el trasfondo del áspero diálogo entre los dos hombres.
La experiencia del maquinista veterano combinada con el vigor y el empuje del joven jefe del tren, ayudados por la jefa de tráfico que, durante todo el recorrido, irá informándoles de los riesgos que les acechan acaparan el protagonismo de la película en pugna con el convoy que, como el título de aquella indica, parece imposible de detener.
Película entretenida, sin más. Es gratificante ver a un convincente Denzel Washington actuando como maquinista; el actor lo hace totalmente creíble: He conocido muchos maquinistas y ,en efecto, no se diferenciaría para nada de uno de ellos.
Cada uno acude al trabajo con su mochila, donde llevan, aparte los efectos personales, sus agobios, sus problemas y sus inquietudes. Precisamente estos últimos serán los desencadenantes de un enfrentamiento personal entre los dos ferroviarios, hasta que un problema más acuciante, más inmediato y cargado de amenaza disperse todo lo que, hasta entonces, constituía el trasfondo del áspero diálogo entre los dos hombres.
La experiencia del maquinista veterano combinada con el vigor y el empuje del joven jefe del tren, ayudados por la jefa de tráfico que, durante todo el recorrido, irá informándoles de los riesgos que les acechan acaparan el protagonismo de la película en pugna con el convoy que, como el título de aquella indica, parece imposible de detener.
Película entretenida, sin más. Es gratificante ver a un convincente Denzel Washington actuando como maquinista; el actor lo hace totalmente creíble: He conocido muchos maquinistas y ,en efecto, no se diferenciaría para nada de uno de ellos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Aunque todo lo que vemos está bastante ajustado a la realidad del funcionamiento de un tren de verdad, me temo que ha llegado el momento de ponerse serios.
En primer lugar, resulta bastante increíble que el regulador de marcha (el mando de tracción) progrese por su cuenta hasta la máxima posición de aceleración. En equipos viejos, con dispositivos desgastados cabría una posibilidad. Pero esa locomotora es de las últimas series fabricadas. Es nueva. Es altamente improbable que esto ocurra.
En segundo lugar, de acuerdo con que es imposible frenar el tren sin el mando de freno neumático (las mangueras entre vagón y vagón). En estas circunstancias, no vale para nada el mecanismo de vigilancia del maquinista, o sea, el dispositivo que da orden de freno al tren, si el maquinista no demuestra que se encuentra activo, pisando un pedal a intervalos.
Pero (y en tercer lugar) lo que sí provocaría dicho mecanismo de vigilancia es el corte de las órdenes de tracción a la locomotora, aunque el mando de aceleración vaya en su máxima potencia. Dicho de otro modo, la locomotora quedaría en deriva y el tren, más pronto o más tarde, terminaría por detenerse.
Finalmente, eso de que una locomotora puede explotar como si estuviera forrada de dinamita no es más que una licencia cinematográfica que ayuda a acelerar el ritmo ya bastante trepidante de la acción.
En primer lugar, resulta bastante increíble que el regulador de marcha (el mando de tracción) progrese por su cuenta hasta la máxima posición de aceleración. En equipos viejos, con dispositivos desgastados cabría una posibilidad. Pero esa locomotora es de las últimas series fabricadas. Es nueva. Es altamente improbable que esto ocurra.
En segundo lugar, de acuerdo con que es imposible frenar el tren sin el mando de freno neumático (las mangueras entre vagón y vagón). En estas circunstancias, no vale para nada el mecanismo de vigilancia del maquinista, o sea, el dispositivo que da orden de freno al tren, si el maquinista no demuestra que se encuentra activo, pisando un pedal a intervalos.
Pero (y en tercer lugar) lo que sí provocaría dicho mecanismo de vigilancia es el corte de las órdenes de tracción a la locomotora, aunque el mando de aceleración vaya en su máxima potencia. Dicho de otro modo, la locomotora quedaría en deriva y el tren, más pronto o más tarde, terminaría por detenerse.
Finalmente, eso de que una locomotora puede explotar como si estuviera forrada de dinamita no es más que una licencia cinematográfica que ayuda a acelerar el ritmo ya bastante trepidante de la acción.