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Voto de Carlos:
6
7,4
49.848
Drama. Romance
Año 1851. Ada, que es muda desde niña, acaba de enviudar. Un matrimonio concertado la obliga a dejar su Escocia natal y viajar a Nueva Zelanda, acompañada de su hija y de su piano. Allí conoce a su futuro marido, un próspero granjero que se niega a llevar a casa el piano. Abandonado en la playa, el instrumento será rescatado por un vecino que establece un extraño pacto con Ada: él la dejará usar su piano a cambio de que ella se deje tocar. (FILMAFFINITY) [+]
10 de julio de 2006
28 de 47 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es cierto que El Piano cuenta con unas grandes actuaciones, magnífica ambientación y una buena banda sonora (no obstante excesivamente basada en un mismo tema que se usa sin descanso), pero creo que la historia falla en determinados aspectos.
El mayor problema es la personalidad de la niña.
El mayor problema es la personalidad de la niña.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Una cría (por cierto, absolutamente repelente) que en principio no piensa ni llamar padre al personaje de Sam Neill, que además es uña y carne con su madre... ¡y que sin embargo le apoya a él cuando encierra a su mujer en su casa! Y por si eso no fuera poco, le da el mensaje que iba dirijido al personaje de Harvey Keitel, lo que acaba desencadenando la tragedia.
Esto también no deja de ser sorprendente: el personaje de Sam, supuestamente enamorado de su mujer, es capaz de cortarle un dedo con un hacha. Y ella casi sin inmutarse: una cosa es que no hable, y otra que no sienta dolor.
Sam Neill pone en escena un personaje sumamente corto de miras, que se cree que por casarse a la fuerza ya tiene que obtener el amor de su esposa, y además es incapaz de darse cuenta de que su relación con ella no va a ningún lado cuando cualquier persona con dos dedos de frente lo habría hecho hace tiempo.
Tampoco dice mucho de su capacidad intelectual que no sea capaz de atisbar siquiera la importancia que tenía el piano para su mujer (con lo claro que se lo deja) hasta pasado un buen trozo de película. Ah, ¿y a qué se refiere con eso de que "todos" tienen que ceder? ¡Si la que ha cedido en todo es ella, y además de eso tiene que vender su piano!
En definitiva, unos personajes desequilibradamente elaborados que matan la credibilidad de la historia.
Nota final: el dibujo del hombre ardiendo, como han dicho en otra crítica, está absolutamente fuera de lugar. Su sitio estaba más bien en una película de los Monty Pyton.
Esto también no deja de ser sorprendente: el personaje de Sam, supuestamente enamorado de su mujer, es capaz de cortarle un dedo con un hacha. Y ella casi sin inmutarse: una cosa es que no hable, y otra que no sienta dolor.
Sam Neill pone en escena un personaje sumamente corto de miras, que se cree que por casarse a la fuerza ya tiene que obtener el amor de su esposa, y además es incapaz de darse cuenta de que su relación con ella no va a ningún lado cuando cualquier persona con dos dedos de frente lo habría hecho hace tiempo.
Tampoco dice mucho de su capacidad intelectual que no sea capaz de atisbar siquiera la importancia que tenía el piano para su mujer (con lo claro que se lo deja) hasta pasado un buen trozo de película. Ah, ¿y a qué se refiere con eso de que "todos" tienen que ceder? ¡Si la que ha cedido en todo es ella, y además de eso tiene que vender su piano!
En definitiva, unos personajes desequilibradamente elaborados que matan la credibilidad de la historia.
Nota final: el dibujo del hombre ardiendo, como han dicho en otra crítica, está absolutamente fuera de lugar. Su sitio estaba más bien en una película de los Monty Pyton.