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Voto de The Luiser Spaceman:
6
7,2
9.729
Drama
A principios del XIX, durante las guerras napoleónicas, un teniente de húsares del ejército francés, el aristócrata Armand D'Hubert (Keith Carradine), recibe la orden de arrestar al teniente Feraud (Harvey Keitel) por haber participado en un duelo. Feraud, encolerizado, desafíará una y otra vez a D'Hubert durante quince años. (FILMAFFINITY)
9 de junio de 2011
17 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dos hombres, un encuentro, un momento convulso y un feroz acercamiento. Feroud y D"Hubert, como dos ávidos amantes, una vez el destino los une, no cejarán en su obstinación, de volver, una vez más, a tener ese breve encuentro. Ese momento de satisfacción, en el que mostrarán y proyectarán hacia el otro sus sentimientos. Una unión, un amor a través de los años.
No, Ridely Scott no debutó con una película de temática gay, no confundáis. En realidad, no hablamos de un enamoramiento, sino de un "enhonorimiento" (¿qué me acabo de inventar la palabreja? se sabe). Cambia el tipo de sentimiento, pero por lo demás goza de la misma estructura que un romance épico.
En la más reciente Brokeback Mountain, los ovejeros mantenían un contacto a través de 20 años, en el que se vencía la distancia con un periódico y repetido breve encuentro. Esta unión era el corazón de la trama, y además el eje alrededor del que se movía todo lo demás: La relación afectaba a todo el entorno de los implicados, promoviendo una situación dramática y que evoluciona en desgastes y afectos. Aquí la base es similar. Se establece (apresurada y bruscamente) la unión entre los duelistas (o los amantes) y se narra su devenir a través de 15 años, la cual, al igual que muchos romances épicos, tiene separación por la guerra de por medio, distancias y encuentros fortuitos, etc.
Hasta aquí todo bien, pero en la práctica a mí el romance de honor entre capa y espada del señor Scott no me acaba de convencer. Y mira que la producción es cuidada, que técnicamente es muy elegante, y que Scott lucía una clase y distinción con la cámara fuera de toda duda. Pues técnicamente, la película es intachable y exquisita (ni rastro de este refinado y europeo Scott en sus producciones modernas). Pero no me acaba, no. Empieza notablemente, brusca e impremeditadamente, y el primer encuentro entre los duelistas protas no se hace esperar, estableciendo la coartada que sostiene todo el metraje. Sigue con ritmo calmo, pero con montaje ágil, escalando las tramas hábilmente hasta otros breves encuentros intermedios, hasta el duelo a caballo en el bosque, pero una vez llega a ese punto, la película, o al menos mi interés hacia ella, va de más a menos. No la vivo cerca, sino ajeno, como los duelistas, yo y la peli estábamos lejanos y distantes, salvo por algún breve encuentro.
SIGUE EN SPOILER, POR ESPACIO, SIN DESTRIPES.
No, Ridely Scott no debutó con una película de temática gay, no confundáis. En realidad, no hablamos de un enamoramiento, sino de un "enhonorimiento" (¿qué me acabo de inventar la palabreja? se sabe). Cambia el tipo de sentimiento, pero por lo demás goza de la misma estructura que un romance épico.
En la más reciente Brokeback Mountain, los ovejeros mantenían un contacto a través de 20 años, en el que se vencía la distancia con un periódico y repetido breve encuentro. Esta unión era el corazón de la trama, y además el eje alrededor del que se movía todo lo demás: La relación afectaba a todo el entorno de los implicados, promoviendo una situación dramática y que evoluciona en desgastes y afectos. Aquí la base es similar. Se establece (apresurada y bruscamente) la unión entre los duelistas (o los amantes) y se narra su devenir a través de 15 años, la cual, al igual que muchos romances épicos, tiene separación por la guerra de por medio, distancias y encuentros fortuitos, etc.
Hasta aquí todo bien, pero en la práctica a mí el romance de honor entre capa y espada del señor Scott no me acaba de convencer. Y mira que la producción es cuidada, que técnicamente es muy elegante, y que Scott lucía una clase y distinción con la cámara fuera de toda duda. Pues técnicamente, la película es intachable y exquisita (ni rastro de este refinado y europeo Scott en sus producciones modernas). Pero no me acaba, no. Empieza notablemente, brusca e impremeditadamente, y el primer encuentro entre los duelistas protas no se hace esperar, estableciendo la coartada que sostiene todo el metraje. Sigue con ritmo calmo, pero con montaje ágil, escalando las tramas hábilmente hasta otros breves encuentros intermedios, hasta el duelo a caballo en el bosque, pero una vez llega a ese punto, la película, o al menos mi interés hacia ella, va de más a menos. No la vivo cerca, sino ajeno, como los duelistas, yo y la peli estábamos lejanos y distantes, salvo por algún breve encuentro.
SIGUE EN SPOILER, POR ESPACIO, SIN DESTRIPES.
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spoiler:
Los dos actores protagonistas están correctos. Pero la construcción interior no es muy rica que digamos, y la evolución que presentan, es escasa, y falta de miga e interés.
El "enhonorimiento" empieza como en un calentón de Feroud, y así sigue toda la película. Toda la vida caliente, como le pone (de rabioso) su compañero es verlo, y desenvainar (¡el acero!). D"Hubert es un personaje algo más matizado y desarrollado. Pero lo importante aquí, es que la relación que se establece entre ambos, es bastante plana, y la evolución del "amor" a través de los años, totalmente superficial. No hay profundidad psicológica ninguna. El fondo de la cuestión, apenas se explora, ni evoluciona. Con esmero y sentido estético se muestra el paso del tiempo, cambian los años, escenarios, situaciones... pero cada breve encuentro, tiene el mismo peso que el anterior, salvo el último, por la única distinción de que es definitivo.
Para entonces yo ya estaba esperando que se zanjase la cuestión, y es que la película presenta un fallo de ritmo muy grande hacia la mitad. Todo para mostrar cómo se establecen civilmente los personajes, asunto sin peso y de banal importancia que se alarga en demasía. Ese tram, aunque formalmente impecable, que ya lo he dicho, me resulta bastante insulso.
Y no entiendo porqué se deja desaparecer y despoja de toda relevancia conforme avanza al personaje de Laura, si al principio se esfuerza en darle entidad e interés. Para eso que no saliera. Y ésta sí, era una fémina de esas interesantes y fuertes de las que le van a Scott. Pero a fin de cuentas ni pincha ni corta. Cómo prácticamente todos los secundarios.
Una pena porque me esperaba algo bueno, y es que la premisa es muy interesante y apta para un talentoso debut, ya que es de esas propuestas que pueden resultar potentes con pocos elementos, si se profundiza en ellos y se exprimen, cosa que aquí no pasa.
En conclusión, impecable en la forma, irregular en el desarrollo, y moderadamente interesante en el fondo. Y ojala se interesasen más en mostrar estos dramas románticos de honor en vez de amor, que la verdad hace falta, pues el amor sigue siendo universal, pero el honor, parece un tanto pasado de moda.
El "enhonorimiento" empieza como en un calentón de Feroud, y así sigue toda la película. Toda la vida caliente, como le pone (de rabioso) su compañero es verlo, y desenvainar (¡el acero!). D"Hubert es un personaje algo más matizado y desarrollado. Pero lo importante aquí, es que la relación que se establece entre ambos, es bastante plana, y la evolución del "amor" a través de los años, totalmente superficial. No hay profundidad psicológica ninguna. El fondo de la cuestión, apenas se explora, ni evoluciona. Con esmero y sentido estético se muestra el paso del tiempo, cambian los años, escenarios, situaciones... pero cada breve encuentro, tiene el mismo peso que el anterior, salvo el último, por la única distinción de que es definitivo.
Para entonces yo ya estaba esperando que se zanjase la cuestión, y es que la película presenta un fallo de ritmo muy grande hacia la mitad. Todo para mostrar cómo se establecen civilmente los personajes, asunto sin peso y de banal importancia que se alarga en demasía. Ese tram, aunque formalmente impecable, que ya lo he dicho, me resulta bastante insulso.
Y no entiendo porqué se deja desaparecer y despoja de toda relevancia conforme avanza al personaje de Laura, si al principio se esfuerza en darle entidad e interés. Para eso que no saliera. Y ésta sí, era una fémina de esas interesantes y fuertes de las que le van a Scott. Pero a fin de cuentas ni pincha ni corta. Cómo prácticamente todos los secundarios.
Una pena porque me esperaba algo bueno, y es que la premisa es muy interesante y apta para un talentoso debut, ya que es de esas propuestas que pueden resultar potentes con pocos elementos, si se profundiza en ellos y se exprimen, cosa que aquí no pasa.
En conclusión, impecable en la forma, irregular en el desarrollo, y moderadamente interesante en el fondo. Y ojala se interesasen más en mostrar estos dramas románticos de honor en vez de amor, que la verdad hace falta, pues el amor sigue siendo universal, pero el honor, parece un tanto pasado de moda.